Este dicho de los ingleses, no exento de humor, es definido como una gran preocupación y perturbación nerviosa debida a un hecho sin importancia, y resulta una interesante alegoría para tratar de comprender lo que sucede con nuestra mente.
En los Aforismos de Patanjali leemos: "Yoga es el control de las olas de pensamiento".
Swami Prabhavananda dijo: "Cuando los sentidos registran un hecho o un objeto del mundo exterior, en la mente se levanta una ola de pensamiento, el sentido del ego se identifica con dicha ola; si la misma es agradable el ego siente: yo soy feliz; si es desagradable siente: yo soy desdichado. Esta falsa identificación es la causa de todos nuestros sufrimientos, porque aún la temporaria sensación de felicidad del ego trae ansiedad y un deseo de adherirse al objeto de placer, lo cual prepara futuras posibilidades de volverse desgraciado".
Muchas veces nuestro Preceptor espiritual provoca en nuestra mente, "la taza de té", una gran tormenta! Después de haber pasado muchas veces por esa experiencia en la que pensamos que íbamos a naufragar y que sólo por su gracia salió el sol y las grandes olas se calmaron; comenzamos a darnos cuenta, con un profundo agradecimiento, que el fin de todo esto es que veamos como funciona nuestra mente.
Seguramente que no vamos a controlar fácilmente esas olas, pero si intentamos una y otra vez, ver a nuestra mente como a esa "taza de té", nos acostumbraremos a distinguir la causa de la formación de esas temibles olas, el sufrimiento al identificarnos con ellas y cuán impotentes somos para disipar la tormenta; y así apreciaremos la tranquilidad mental y seremos muy cuidadosos con nuestros pensamientos, palabras y actos.
Patanjali: Pata significa “caer o caído”, y añjali es una ofrenda o “manos juntas en oración”. Vishnu se hallaba sentado sobre Adisesa, el señor de las serpientes observando la maravillosa danza de Shiva. Adisesa quedó sorprendido sintiendo el cambio que sufrió Vishnu al observar a Shiva y quiso aprender a bailar para glorificarle. Vishnu le contestó que pronto podría escribir un tratado sobre gramática y luego aprender a bailar. Adisesa se puso entonces a meditar sobre quién sería su madre en la tierra y se le apareció Gonika, una yoguini (o tapasvini) que rezaba pidiendo un hijo digno a quien poder transmitir su conocimiento y sabiduría. Gonika se dirigió al dios sol, tomó agua entre sus manos y meditó una última vez para que Surya colmase sus deseos. Entonces, cuando abrió sus manos vio que en ellas había una diminuta serpiente que adoptó forma humana, se postró ante ella y le rogó que le aceptara como hijo, recibiendo el nombre de Patañjali.
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