Sri Ramakrishna |
... Si recurrimos a la historia vemos que únicamente sobrevive el fragmento más apto, ¿y qué lo hace más apto sino el carácter? La Advaita (una escuela de la filosofía Vedanta que declara la unidad de Dios, el alma y el universo) será la religión futura de la humanidad presente. No cabe duda. Y en todas las religiones, sólo ganarán la batalla quienes muestren más carácter en sus vidas, no importa cuán lejos estén.
Algunos de los discípulos de Sri Ramakrishna (de izquierda a derecha): Trigunatitananda, Shivananda, Vivekananda, Turiyananda, Brahmananda, debajo Saradananda. |
Pemútame contarle una experiencia mía: cuando mi Maestro (Sri Ramakrishna) dejó el cuerpo éramos una docena de jóvenes sin un centavo y desconocidos. Contra nosotros se erguían centenares de organizaciones poderosas que luchaban duramente para cortamos en flor. Pero Ramakrishna nos había legado un gran don: el deseo de, no hablar solamente, sino de vivir la vida, aunque para eso haya que luchar duramente toda la existencia. Y hoy, toda la India conoce y reverencia al Maestro; y las verdades que él enseñó se propagan como fuego en la selva. Hace diez años no logré reunir cien personas para celebrar el aniversario de su nacimiento. El año pasado, había cinco mil. Ni la muchedumbre, ni el poder, ni la riqueza, ni el saber, ni la elocuencia, ni otra cosa alguna prevalece más que la pureza, vivir la vida. En una palabra, anubhuti, realización. Si existiera en cada país una docena de tales almas-leones, que hubieran roto sus propias ligaduras, que hubieran alcanzado al infinito, cuya alma entera hubiese ido a Brahman y que no buscasen ni riqueza, ni poder, ni fama;bastarían para sacudir al mundo
En esto consiste el secreto. Patányali, padre del yoga, dice: "Cuando un hombre rechaza todos los poderes sobrehumanos, entonces alcanza la nube de la virtud". Ve a Dios, se convierte en Dios y ayuda a otros a llegar a ser lo mismo. Esto es todo lo que tengo que predicar. Las doctrinas han sido lo bastante explicadas. Hay libros por millones. ¡Oh, si hubiera una onza de práctica!
... He descubierto un gran secreto: nada tengo que temer de los que hablan de religión; y los grandes seres que realizan, no son enemigos para nadie. Dejemos a los charlatanes que hablen. No saben nada mejor. Dejemos que se harten de nombre, de fama, de dinero y de mujeres. Mantengamos el deseo de realización. Atengámonos a la verdad hasta la muerte. No prestemos la más mínima atención a lo que otros digan, y si después del esfuerzo de toda la vida, un alma, sólo una, logra romper las ligaduras deeste mundo y verse libre, habremos realizado nuestra obra.
Indudablemente yo amo a la India. Pero cada día mi visión se torna más clara. ¿Qué es la India, o Inglaterra, o América para nosotros? Somos los servidores de ese Dios a quien los ignorantes llaman Hombre. ¿Quién riega las raíces no riega también el árbol?
Trabajemos sin deseo de nombre y fama, ni de mandar sobre otros. Libres de lujuria, codicia e ira y la verdad está con nosotros.
Swami Vivekananda
(Carta a E. T. Sturdy, escrita en Nueva York, e/9 de agosto de 1895)
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