viernes, 17 de mayo de 2013

Prácticas para la purificación del corazón

Rev. Swami Vijoyananda

Jesucristro dice: "Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios."

Mucho más tarde, hace apenas cien años, Sri Ramakrishna, otra Encarnación Divina dijo: "La pureza de corazón es absolutamente necesaria para lograr la visión divina."

¿Qué es la pureza de corazón? Seguramente, ni Jesucristo ni Ramakrishna hablaban del corazón fisiológico. Por "corazón" debemos entender la sede de nuestros sentimientos e incluso de nuestros pensamientos. Así que el sentido de estas palabras es que debemos purificar nuestros pensamientos y nuestros sentires. ¿Cómo se hace? Ese es el tema de hoy: la práctica.

Mis queridos amigos, les digo por mi experiencia de vivir tanto tiempo aquí y también en la India, lo que ocurre es que la gran mayoría de las personas, aunque tenga de vez en cuando un pequeño deseo de lo espiritual, no hacen ninguna práctica adecuada. Esas personas que buscan la revelación divina son en su mayoría, hogareños (laicos) y, sin duda, están muy ocupadas con diversas tareas. Pero gran parte de esas tareas no les son impuestas sino que las agregan por sus propios deseos. Entonces, lo primero que debemos hacer para purificar el corazón es tratar de discernir bien y no agregar más de lo que es absolutamente necesario para llevar una vida de relativo bienestar.

Los que siguen el sendero del conocimiento, que es dificilísimo para los hogareños, practican el discernimiento puro "esto no, esto no" (todo lo que conocemos nosotros es "no" para ellos, porque todo "esto" es pasajero y no brinda ninguna ayuda para la visión de lo Supremo). Estos seguidores del sendero del conocimiento se retiran completamente de su hogar y de las asociaciones con la gente que lleva una vida de complicaciones. Pero esto no es posible para todos. Para la mayoría el sendero posible es el de la devoción mezclado con algo de discernimiento. ¿Qué clase de discernimiento? El de saber que lo único permanente es la Divinidad y uno mismo es su parte inseparable. No se olviden de ese dato: Uno es parte inseparable de la Divinidad.

Los principiantes piensan: Dios está allá, más allá del cielo azul. Luego vienen los otros que dicen: Dios está manifiesto en todas partes. Pero los que después de haber practicado saben algo, ellos dicen: La existencia de Dios es válida porque yo la siento. Siento Su presencia, Él está conmigo.

Entonces, para llegar a este sentir, ¿qué debemos hacer? Lo primero es, como les dije, no agregar aquellas ideas, aquellos objetos, que nos son absolutamente necesarios. De manera que los que hacen ahorros con la idea del "¿qué me puede suceder mañana?..." tengan mucho cuidado. Los ahorristas no tienen suficiente fe en la existencia divina. Si Dios está inseparablemente conectado con nosotros, ¿por qué ahorrar pensando en un futuro y mantener la idea de "si me llega un mal tiempo...?" A los que repiten "si me llega un mal tiempo", es mi experiencia, a ellos, infaliblemente, llega el mal tiempo. Pareciera que Dios se riera y les dijese: "Muy bien, ¡aprendé que es el mal tiempo!"

La segunda práctica muy, muy importante es tomar el sendero de la veracidad. A juzgar por lo que dicen, hoy el mundo se ha coloreado todo con el temperamento del comercio, donde la verdad, según ellos, no debe existir. Pero les digo a todos los que piensan así que yo hice comercio antes de que Dios me diera refugio a sus benditos pies. E hice comercio diciendo la pura verdad. De modo que la veracidad es posible y, además, nos alivia de muchos, muchos pesares.

La tercera práctica es el control. Control de todos los sentidos: gusto, olfato, tacto, etc. Debemos controlar nuestra vida.

Ya hemos visto en forma simple tres prácticas, tres formas de purificar el corazón. Veamos otra más: hacerse la costumbre, el ser humano es un ser de costumbres, la de recordar la presencia divina por la mañana y en la última hora del día, cuando se van a dormir. Sé muy bien que la mayoría de ustedes no viven de rentas, que tienen que trabajar mucho para ganarse su propio sustento o el de sus familiares, pero así y todo, a la mañana, cuando se levantan, pueden recordar a Dios y también a la noche.

Todos nosotros comprendemos de alguna manera qué es amar, qué es el amor. Y el amor, ¿qué hace en nosotros? Comienza a derretir nuestro principal enemigo que es nuestro propio ego, el yo. Amado, amada, amante, todos piensan más en "tú" que en "yo". Cuando ese amor se vuelve muy fuerte, cuando el yo está completamente sumergido, a través de nuestros pensamientos y acciones, en la búsqueda del tú que es Dios, entonces las otras prácticas son más fáciles.

De manera que nosotros debemos esforzarnos en erradicar paulatinamente el tremendamente fuerte yo de nuestra vida: Soy el amante o la amada de Dios. Soy su instrumento.

Sri Ramakrishna decía constantemente: ¡Oh, Madre! Él se dirigía al Principio Divino con el término "Madre". Yo soy tu máquina, Tú eres la maquinista. Lo que yo hablo es lo que Tú me haces hablar. Yo me muevo porque Tú me haces mover. Tú eres lo Real, Tú eres la Realidad de los conocedores.

Nosotros también tenemos que decir, empezar a decir, "Tú eres todo para mí. Yo trabajo en mi hogar, fuera de mi hogar, trabajo en diversas maneras; todos esos trabajos los hago porque Tú los has traído para mí, para que no crezca en mí la idea de 'yo', para que pueda ofrecerte todo."

Queridos míos: El tiempo está pasando, el tiempo está corriendo, el tiempo está volando. No debemos dejar nada para mañana o para pasado mañana. Hoy mismo tenemos que concentrar toda nuestra vida en un solo propósito: unirse con el Bienamado, unirse con el puro Principio Divino y ser salvado, ser libre. El camino de cada uno es aquél por donde, por su propia y ya preparada naturaleza, se siente llamado hacia Dios. Algunos toman el camino de la acción no egoísta. Estos no necesitan otros cultos, otras oraciones, viven únicamente para los demás. Otros llevan la vida de control, tanto interno como externo. Y otros llevan su vida a través del sendero del cariño y amor a Dios.

Tomen, elijan su Ideal, después de mucho discernir, pensando preguntando a su propia mente a Quién quieren ofrecerse, y ofrézcanse, plena y llanamente. Es una práctica muy fuerte para obtener la visión divina.

Yo no quiero hacer seguidores o amigos de un mismo camino. No quiero convertir a nadie. Por la conversión de los demás no voy a ir más pronto al cielo. Personalmente, mis queridos amigos, yo no tengo muchos deseos de ir a esos cielos en los que hay de todo: conocido, desconocido, amigos o no tan amigos. Si llegan a reunirse todos será el mismo infierno que aquí. En el único cielo que pienso es en el estrecho contacto con mi bienamado, Dios, quien está en mí, quien está en todos ustedes; adorando al cual, yo sigo viniendo a este Club Sirio-Libanés, eso me ayuda a quitar algo de la vanidad que todavía tengo de ser Swami Vijoyananda. Soy tan sólo un servidor de Él en muchas formas, ustedes. Por lo menos una vez por semana los veo y ustedes luego pensarán si es posible practicar la veracidad; si será posible retirar la mente de todos los objetos e ideas, de los contactos a través del tacto, gusto, olfato, etc.; si será posible, aún viviendo en el mundo, vivir alejado de todo y sin despreciar a nadie. Pensarán y seguirán pensando. Entonces, todas esas prácticas, sin duda, puedo decirles con certeza, les ayudarán a purificar sus corazones.

Dijo Sri Ramakrishna en una ocasión: "En el momento que uno purifica su corazón, en ese instante la Divinidad se refleja en él." En ese mismo instante. En el momento que sentimos que hemos ofrecido nuestro yo y todos los "míos" a Dios, en ese mismo momento Dios nos dice: Ven, ven mi tesoro, siéntate al lado Mío. Tú eres Mío. Yo te había puesto a prueba dejándote en el mundo, pero ahora te quedas para siempre conmigo.

Por eso los maestros de los maestros, como Jesucristo, Sri Ramakrishna, y otros, dicen: Necesitamos pureza de corazón para ver a Dios.

¡Qué Dios nos bendiga!

Conferencia pronunciada por el Rvdo. Swami Vijoyanandaji Maharaj, 
el 6 de mayo de 1970 en el Club Sirio-Libanés, de Capital Federal.

Vedanta a la luz de Swami Vivekananda

Swami Vivekananda
En la India florecieron para la humanidad, las eternas verdades que señalan la Divinidad Universal y allí nació el héroe que expondría esas verdades para el hombre moderno, Swami Vivekananda, el monje patriota.

Con la base de su propia realización, la única autoridad adecuada, nos ofrece un enorme proyecto de experiencias que se refieren a la unidad, la libertad, el altruismo, la naturaleza real del hombre, la inmortalidad del alma, entre otras. Sus estudios sobre los yogas, sus pláticas, conferencias, clases, en fin, sus enseñanzas, podrán iluminarnos en cualquier asunto que tratemos: ciencia, religión, política y otros. El consideró que la ciencia moderna y las realizaciones sociales pueden encuadrarse en los ideales del Vedanta para enriquecer a los pueblos y en el camino arrasó con los falsos dioses que inclinan las cabezas de los devotos en inútiles sueños de fantasía donde la mente esconde sus debilidades.

La filosofía Vedanta enseña la Unidad de la Existencia, la naturaleza divina del ser humano y su meta. Con el Swami Vivekananda esos eternos Principios se convierten en enseñanzas prácticas, con el generoso fin de que reencontremos la perfección olvidada. La Religión es, según sus dichos, una cuestión de hechos y no de palabras y para esa práctica señala genialmente los caminos. La idea admirable de la filosofía Vedanta, explica Swamiji, es que podemos alcanzar el mismo fin por diferentes senderos: el de la acción inegoista, el del amor, el del control de la naturaleza externa e interna y el del conocimiento y nos brinda esos maravillosos textos sobre Yoga, como otras tantas llaves del tesoro.

Vedanta dice que nuestra propia naturaleza es lo infinito, Swami Vivekananda dice que hacer sobre este asunto: "El Universo todo es una persona. Dejen las pequeñas cosas, abandonen lo pequeño por lo infinito, rompan la cadena y sean libres. Intensifiquen el sentimiento que tienen hoy, elévenlo a lo más alto hasta sentir la Unidad, Dios en vos mismo y los otros. El sentimiento es la vida, la fuerza, la virtud." Es una de las cosas más prácticas del Vedanta.

Ya había dicho su sublime Maestro, Sri Ramakrishna, "Un día cuando Naren (Swami Vivekananda) se ponga en contacto con los que padecen, con los miserables, el orgullo de su carácter se derretirá en una especie de compasión". Así fue como alentó a sus hermanos monjes a integrarse a la ayuda social, al servicio de los necesitados, para su educación, para comprender la fraternidad de las religiones, para propagar las ideas del Vedanta, por el bien material y espiritual de los demás.

El dice que "El motor de todo el Universo es esa cosa maravillosa: el inegoísmo, la renunciación, el amor, lo real, la única fuente viviente de la existencia. ¿De qué sirve discutir sobre las sutiles doctrinas del alma? Practiquen el bien, eso los conducirá a la libertad." Puso énfasis en el inegoísmo, pues sin generosidad no hay nada: para llegar a grandes alturas debemos ocuparnos primero de lo que tenemos a nuestro lado. Lo dijo claramente: "Qué dioses inútiles van a buscar si no adoran al Dios que ven en torno suyo. Yo no he visto otra cosa que Dios en mi vida."

Pero, ¿será posible para nosotros este camino? Swami Vivekananda enseñó que todo es posible, si te pones de pie, con la fuerza de tu objetivo en el corazón, porque la debilidad viene de un propósito indefinido. Por eso reivindica la fe en uno mismo, el desarrollo de la voluntad que avalará la fuerza. Fe, fuerza, intrepidez, su voz nos pone de pie con la fuerza de un volcán encendido en ríos de lava, con la fuerza arrolladora del agua que desborda y nos hace ver que ya es tiempo, es hoy que podemos adorar en toda manifestación de vida a Dios.

Vedanta, nos dice Swamiji, no destruye el mundo, lo explica, y enseña que: no somos pecadores, la imagen de Dios es el hombre, y el templo es su cuerpo. Nos enseñó que mirar con desprecio, crítica y condena gastan energía y que nos debemos elevar con el pensamiento de Dios, día y noche, así las acciones serán deificadas, así veremos al Señor en todas las cosas, en su real naturaleza.

Insistió que lo que necesitamos es progreso, desarrollo, realización. La gloria del hombre es que es un ser pensante.

Nos enseñó que todo está lleno de Brahman, ni bien, ni mal, ni vida, ni muerte. Sólo Brahman existe y el retorno será posible sólo a través de la renunciación. El corazón debe convertirse en un crematorio, según sus propias palabras, para que el orgullo, egoísmo y deseos queden reducidos a cenizas.

En sus manos el Vedanta, conservando sus eternos valores, se hace práctica, se actualiza, se difunde, abarca a todas las razas, a todas las creencias, a todas las edades, sin distinción de ninguna clase. No más divisiones. No a la cobardía y a la debilidad, que es la causa de toda miseria.

Así los grandes principios se derraman en el agua viva de su voz con la potencia de su acento y la dulzura de su corazón; porque si la voz de su impetuoso llamado es un viento arrasador, también es un suave y exquisito perfume el amor con que vierte sus enseñanzas para la humanidad, este ser incomparable: Swami Vivekananda. Su sólo nombre despierta el bien en nuestro corazón. 

miércoles, 15 de mayo de 2013

El Maestro Carpintero


Ch'ing, el maestro carpintero, tallaba madera destinada a un sostén para instrumentos músicos. Cuando estuvo terminada, la obra apareció, a todos los que la vieron, como de ejecución sobrenatural y el príncipe de Lu lo interrogó diciendo: —¿Qué misterio hay en tu arte? 

—Ningún misterio, Alteza —replicó Ch'ing—. Y sin embargo hay algo. Cuando me dispongo a hacer tal sostén, guardóme de toda disminución de mi poder vital. Primero reduzco mi mente a una quietud absoluta. Tres días en esta condición, y me olvido de toda recompensa que pueda ganarse. Cinco días, y me olvido de toda fama que pueda adquirirse. Siete días, y pierdo conciencia de mis cuatro extremidades y de mi estructura física. Luego, sin ningún pensamiento de la Corte en mi mente, mi destreza se concentra, y han desaparecido todos los elementos perturbadores de fuera. Entro en algún bosque de montaña, busco un árbol apropiado. Contiene la forma requerida, que después es elaborada. Veo el sostén en mi mente y me pongo a la obra. Fuera de esto, no hay nada. Pongo mi capacidad natural en relación con la de la madera. Lo que se creía ser la ejecución sobrenatural en mi trabajo era debido solamente a esto. 

Chuang Tse

Religión, la mejor medicina

"La lección de anatomía del Dr. Tulp", de Rembrandt

Religión y medicina no pueden ser considerados como separados. De acuerdo con este punto de vista, religión es la mejor medicina y la ciencia médica es la mejor religión puesta en práctica.

El ciclo de repetidos nacimientos y muertes se lo llama en el lenguaje religioso "bhava roga": aflicción o enfermedad, y Dios es llamado "vaidya-naraiana-harih": médico. El Señor Buddha lo llamó "Bhisaka": médico por excelencia.

Tulcidás, el autor del Ramaiana dice:

La ilusión está en la raíz de todos los males del alma
y de esto surgen muchos sufrimientos y dolores.
La flatulencia de la lujuria, la flema de la insaciable codicia
y la bilis de la pasión inflaman constantemente el interior del hombre.

Las enfermedades causadas por los vehementes deseos
de los sentidos son: la lepra del egoísmo, la sarna de la envidia,
el desordenado palpitar de dicha y pesar,
los celos y la codicia que arde a la vista
de la prosperidad del otro, la artritis del egoísmo
y la ciática de la hipocresía, la vanidad, el orgullo y otros.


Swami Brahmeshananda
Quien prestó servicios como médico en el Sevashrama Hospital de Benares.

"La lección de anatomía del Dr. Tulp", de Rembrandt

jueves, 9 de mayo de 2013

Vaciarse de Sí


Una de las mayores paradojas de la vida mística es ésta: nadie puede penetrar en el más hondo centro de si mismo y llegar por este centro hasta Dios, si no es capaz de salir enteramente de sí mismo y vaciarse de sí y entregarse a otros en la pureza de un abnegado amor.

Y así una de las peores ilusiones de la vida mística sería intentar hallar a Dios encerrándote dentro de tu propia alma, dejando afuera toda realidad externa mediante pura concentración y fuerza de voluntad, separándote del mundo y los demás hombres, apretándote dentro de tu mente y cerrando la puerta como una tortuga.

Afortunadamente, la mayoría de los hombres que lo intentaron no lo consiguieron. Pues el autohipnotismo es exactamente lo contrario de la contemplación. Entramos en posesión de Dios cuando Él invade todas nuestras facultades con Su luz y Su fuego infinito. Pero el procedimiento de narcotizar tu espíritu y aislarte de todo lo que vive, meramente te insensibiliza para todas las oportunidades del amor, que es la fuente de la contemplación.

Thomas Merton
Semillas de Contemplación

martes, 7 de mayo de 2013

La Humildad


El humilde recibe el elogio como un cristal limpio recibe la luz del sol. Cuanto más clara e intensa es la luz, tanto menos se ve el cristal.

Para los hombres que viven en monasterios hay el peligro de que hagan tan complicados esfuerzos por ser humildes con la humildad que han aprendido en un libro, que llegue a volvérseles imposible la verdadera humildad. ¿Cómo puedes ser humilde si siempre estás atento a ti mismo? La verdadera humildad excluye la conciencia de si; pero la falsa humildad intensifica el percatarse de sí mismo hasta tal punto que quedamos lisiados, y ya no podemos hacer un movimiento ni realizar un acto sin poner en funcionamiento un complejo mecanismo de excusas y fórmulas en que nos
acusamos.

Si fueras realmente humilde no te preocuparías de ti. ¿Por qué hacelo? Te ocuparías sólo de Dios y Su voluntad, y del orden objetivo de las cosas y valores tales como son y no como tu egoísmo quiere que sean. En consecuencia, no tendrías ya falsas ilusiones que defender. Tus movimientos serían libres. No necesitarías el estorbo de un montón de
excusas que en realidad sólo son fórmulas para defenderte de la acusación de orgullo... como si tu humildad dependiera de lo que otros piensan de ti!

El hombre humilde puede hacer grandes cosas con insólita perfección, porque ya no se preocupa de lo accidental, como sus intereses y su reputación, y ya no necesita desperdiciar esfuerzos en defenderlo. Pues un hombre humilde no teme el fracaso. De hecho, no teme nada, ni a si mismo, pues la perfecta humildad lleva consigo una perfecta confianza en el poder de Dios, ante quien ningún otro poder tiene sentido y para quien no hay ningún obstáculo.

La humildad es el signo más seguro de la fuerza.

Thomas Merton
Semillas de contemplación

Cuando Dios te conduce


Cuando Dios te conduce a la oscuridad donde se encuentra la contemplación, no te es posible descansar en la falsa dulzura de tu propia voluntad.

La falsa satisfacción interior de la complacencia en ti mismo y la absoluta confianza en tu propio criterio no podrán nunca engañarte del todo; te dará un leve mareo, y una vaga sensación de náusea interior te obligará a abrirlo en canal para que salga el veneno.

Al final ningún acto gratuitamente independiente te dejará la sensación de estar limpio. El ansia de paz te empujará adonde la paz puede encontrarse: hacia alguien a quien las circunstancias de tu vocación te permiten obedecer como representante de Dios.

Y entonces, aunque su criterio sea objetivamente necio, el lujo de verte librado de depender de tus propios sentimientos, gustos, emociones y deseos hará que sea un gran alivio el poder obedecer.

Thomas Merton
Semillas de contemplación