Una de las mayores paradojas de la vida mística es ésta: nadie puede penetrar en el más hondo centro de si mismo y llegar por este centro hasta Dios, si no es capaz de salir enteramente de sí mismo y vaciarse de sí y entregarse a otros en la pureza de un abnegado amor.
Y así una de las peores ilusiones de la vida mística sería intentar hallar a Dios encerrándote dentro de tu propia alma, dejando afuera toda realidad externa mediante pura concentración y fuerza de voluntad, separándote del mundo y los demás hombres, apretándote dentro de tu mente y cerrando la puerta como una tortuga.
Afortunadamente, la mayoría de los hombres que lo intentaron no lo consiguieron. Pues el autohipnotismo es exactamente lo contrario de la contemplación. Entramos en posesión de Dios cuando Él invade todas nuestras facultades con Su luz y Su fuego infinito. Pero el procedimiento de narcotizar tu espíritu y aislarte de todo lo que vive, meramente te insensibiliza para todas las oportunidades del amor, que es la fuente de la contemplación.
Thomas Merton
Semillas de Contemplación
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