jueves, 20 de diciembre de 2012

Sinceridad



Editorial

Sinceridad, según el diccionario, es sinónimo de veracidad y franqueza; y sincero, es quien se expresa sin disfrazar sus pensamientos. Entre las palabras que hallamos con más frecuencia en temas espirituales, sean estos de cualquiera de las grandes religiones: cristiana, judía, musulmana, budista o hindú; es la palabra: sinceridad. Condición, según todos los maestros espirituales, indispensable para avanzar en el camino a la realización de Dios.

Swami Pareshanandaji Maharaj dijo: "La atracción por los objetos de los sentidos (en las personas comunes) es natural pero impide la absorción en Dios"

En una oportunidad le preguntamos al Swami Pareshanandaji Maharaj qué era esa tan mencionada sinceridad y él dijo, aludiendo a una de las personas presentes en ese momento: "El señor X sabe cuánto quiere a su esposa. El señor X sabe cuánto quiere al dinero ... " Así concluyó la respuesta que aparentemente nos dejaba más desconcertados que antes de formular la pregunta. Digo 'aparentemente', porque esa contestación quedó en nuestra mente y se convirtió en un constante motivo de reflexión. Más bien en una invitación a preguntamos con la mayor sinceridad posible: Qué queremos, a quién amamos, en qué hemos depositado nuestra mente y corazón y que, por ende, se ha convertido en un tesoro imposible de abandonar.

Es muy probable que si hacemos este ejercicio los resultados nos sorprenderán mucho. Con frecuencia, no tenemos el más mínimo reparo en abandonar a un amigo o pariente, pero no podemos desprendemos, por nada del mundo, de cualquier objeto sin mayor valor. Siempre encontramos una buena excusa para justificar esta actitud: 'valor monetario', 'valor sentimental' y así sucesivamente. 

Creemos que somos desapegados cuando nos alejamos de quienes, con gran liviandad proclamamos amigos y que por algún motivo insignificante dejamos de querer y quizás pensemos que somos generosos a pesar de vivir acumulando posesiones, que nos producen un dolor intenso en el corazón la sola idea de perderlos. 

Es muy verosímil que Dios no aparezca en esta lista o tal vez se encuentre entre los últimos lugares de nuestros 'amores'. De este modo vamos comprendiendo la importancia de la sinceridad y de cuestionarnos qué es valioso para nosotros. Nadie, en su sano juicio, abandona lo que es preciado para él, por lo tanto, con este 'metro de oro' podemos llegar a conocer lo que realmente ocupa nuestro corazón.

En una ocasión, habiendo visitado el Ashrama de Bella Vista, una familia brasileña que tenía un niño pequeño que usaba chupete; el Swami Pareshanandaji Maharaj, con su habilidad habitual de encontrar en cada situación, por insignificante que parezca, un buen motivo para una enseñanza, comenzó a hablar del 'chupete' que teníamos cada uno de nosotros. Como muchos de nosotros peinamos canas, fue una gran llamada de atención. 

Debemos crecer, debemos madurar y en la medida que esto suceda nuestros 'amores' naturalmente irán cambiando. Y si tenemos presente lo dicho por el bendito señor Jesús: "... Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón" comenzaremos, al menos, a ser sinceros, es decir a no disfrazar a nuestros pensamientos, porque a Él, Nuestro Señor, jamás lo engañaremos.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Navidad, tiempo de reflexión

"El canto de los Ángeles" obra de William Bouguereau

Editorial

Diciembre, el mes en que se celebra el nacimiento del Bendito Señor Jesús, es un tiempo en que, a pesar de las frivolidades propias de las fiestas, regalos, comidas especiales, proximidad de fin de año y proyectos de vacaciones; sentimos un llamado a la reflexión, al examen de conciencia y a la necesidad de proponemos resoluciones beneficiosas para nuestro espíritu.

Recordemos una vez más las palabras de Swami Vivekananda en las que, con su notable admiración y reverencia, resalta la grandeza de Jesucristo: Recuerden al hombre en la cruz. Él pudo haber traído legiones de ángeles para la victoria, pero no opuso resistencia. Tuvo piedad de quienes lo crucificaron. Soportó cada humillación y sufrimiento. Tomó el peso de todos sobre sí mismo: "Venid a Mí todos los que estáis trabajados y cargados, y Yo os haré descansar". ¡Cuán alto estaba por sobre esta vida, tan alto que no podemos entenderlo, nosotros esclavos! Tan pronto como un hombre me abofetea, mi mano devuelve el golpe. ¿Cómo puedo comprender la grandeza y la bienaventuranza del Glorioso? ¿Cómo puedo ver su Gloria?

Sabemos que el instrumento que nos permite llegar a la conciencia espiritual es la mente, cuya morada es el corazón. También sabemos que la mente, cual un espejo, si está cubierta de polvo no puede reflejar la luz. Por lo tanto nuestra gran tarea en esta vida es tratar de purificar nuestra mente. Hay un antiguo dicho entre los hindúes, en el cual se compara a la mente de las personas comunes con una mosca, la cual se posa tanto en una flor como también en desperdicios y materias en descomposición; y a la mente de los seres espirituales con la abeja, la cual sólo goza libando el néctar de las flores. El trabajo es transformar nuestras tendencias de mosca en abeja.

El comentarista alemán Angel Silesio dijo: "Cristo puede nacer mil veces en Belén, pero si no nace de nuevo dentro de tu corazón, permanecerás eternamente abandonado".

¿Qué podemos proponemos en esta Navidad? Que el dulcísimo Niño nazca en nuestro corazón. Dejemos de pedir, de posarnos aquí y allá, de ver faltas en los demás. Es tiempo de vaciar el corazón de las pequeñas cosas sin valor para poder atesorar al único Tesoro. 

Dijo el Hermano Lorenzo: A fin de conocer a Dios, debemos pensar a menudo en Él, y cuando lleguemos a amarle, entonces también pensaremos a menudo en Él, porque nuestro corazón estará con nuestro Tesoro.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Conciencia constante

El Señor Shiva

Ningún alumno Zen se atrevería a enseñar a los demás hasta haber vivido con su Maestro al menos durante diez años. Después de diez años de aprendizaje, Tenno se convirtió en maestro. 

Un día fue a visitar a su Maestro Nan-in. Era un día lluvioso, de modo que Tenno llevaba chanclos de madera y portaba un paraguas. Cuando Tenno llegó, Nan-in le dijo: «Has dejado tus chanclos y tu paraguas a la entrada, ¿no es así? Pues bien: ¿puedes decirme si has colocado el paraguas a la derecha o a la izquierda de los chanclos?». 

Tenno no supo responder y quedó confuso. Se dio cuenta entonces de que no había sido capaz de practicar la Conciencia Constante. De modo que se hizo alumno de Nanin y estudió otros diez años hasta obtener la Conciencia Constante. 

El hombre que es constantemente conciente, el hombre que está totalmente presente en cada momento: ése es el Maestro.

Anthony de Mello
El canto del pájaro

La importancia de sonreír



Editorial

Entre las personas que acompañaron al Rev. Swami Vijoyanandaji Maharaj, renunciando a todo y dedicándose completamente a Dios y al servicio de cada uno de los devotos, podemos mencionar a María Elena y Mónica. Ambas fueron ejemplos vivientes e influyeron notablemente en nuestra formación; desde simples detalles de educación y buenos modales, hasta valiosos tesoros para la vida espiritual, pasando todo por una sencilla y cariñosa relación.

Son muchas las palabras que han quedado impresas en nuestra mente y que fuimos atesorando a lo largo del tiempo que disfrutamos de la compañía de ambas. Recuerdo lo dicho por Mónica: "En la vida espiritual es muy importante el sentido del humor''.

En el momento que oí esa frase, mi sentido del humor, al que se refería Mónica, era nulo; no obstante, guardé ese concepto por considerarlo muy valioso al provenir de alguien autorizado.

Cada tanto volvía a mi mente esa idea, haciéndome reflexionar y comprender el grado de humor que tenía en ese momento y lo difícil que resulta alcanzarlo.

En la proporción en que disminuye nuestro sentido del ego, aumenta el sentido del humor. Tal como decía Swami Vivekananda: "La muralla adamantina que nos encierra es el egoísmo; todo lo remitimos a nosotros mismos", eso sucede con nosotros y es el motivo fundamental que nos impide sonreír frente a este juego, muchas veces incomprensible y otras, bastante doloroso, pero juego al fin, que es este mundo.

Todos los que tenemos verdaderas ganas de aprender y de quebrar esa 'muralla', presentimos que esa sonrisa, casi como una mueca que hasta ahora hemos podido esbozar, se convertirá en risa amplia y franca cuando aprendamos a participar de este juego, creado y sostenido por el 'Gran Juguetón': Nuestro Señor.

sábado, 15 de diciembre de 2012

Para poseer el Todo

San Juan de la Cruz

Para venir a gustarlo todo,
no quieras tener gusto en nada.

Para venir a poseerlo todo,
no quieras poseer algo en nada.

Para venir a serlo todo,
no quieras ser algo en nada.

Para venir a saberlo todo,
no quieras saber algo en nada.

Para venir a lo que no gustas,
has de ir por donde no gustas.

Para venir a lo que no sabes,
has de ir por donde no sabes.

Para venir a lo que no posees,
has de ir por donde no posees.

Para venir a lo que no eres,
has de ir por donde no eres.

Cuando reparas en algo,
dejas de arrojarte al todo.

Porque para venir del todo al todo,
has de negarte del todo en todo.

Y cuando lo vengas del todo a tener
has de tenerlo sin nada querer.

Porque, si quieres tener algo en todo,
no tienes puro en Dios tu tesoro.

(Avisos que figuran al principio de "La Subida del Monte Carmelo" de San Juan de la Cruz)

martes, 11 de diciembre de 2012

La fe de un niño


Maestro (Sri Ramakrishna) a Ishán: “Te ruego nos cuentes la historia del muchachito que despachó la carta.”

Ishan (sonriendo): “Una vez un muchachito oyó decir que Dios es nuestro Creador. Por eso escribió una carta a Dios exponiendo sus ruegos y la puso en el correo. La dirección que puso en el sobre era, ‘El Cielo’.”

Maestro (sonriendo): “¿Han oído Uds. esta historia? Uno tiene éxito en la vida espiritual cuando tiene la fe de este niño.

El Evangelio de Sri Ramakrishna (Tomo I, pág. 287)
Sábado, 22 de septiembre de 1883

El anhelo es todo

Sri Krishna y Sri Radha

“Uno puede entrar en el mundo luego de haber alcanzado el discernimiento y el desapego. En el océano del mundo hay seis cocodrilos, lujuria, ira, etc. Pero no tienes que temer los cocodrilos si aplicas cúrcuma a tu cuerpo antes de entrar en el agua. El discernimiento y desapasionamiento son la cúrcuma. El discenimiento es el conocimiento de lo que es real y eterna Substancia y que todo lo demás es irreal, transitorio, impermanente. Y debes cultivar intenso celo por Dios; tienes que sentir amor por Él y ser atraído por Él. Las gopis de Vrindavan sintieron esta atracción por Krishna. 

Dejad que os cante una canción:

¡Escucha! Ha sonado la flauta allá en el bosque.
Allá debo volar, porque Krishna espera en el sendero.
Decidme amigas, ¿queréis venir o no?
Para vosotras mi Krishna es un nombre vacío;
Para mí, Él es el ansia de mi corazón.
Vosotras oís las notas de su flauta sólo con vuestros oídos,
Pero ¡oh! yo las oigo en lo más hondo de mi alma.
Oigo el llamado de Su flauta: ‘¡Sal, Radha!
Sin Ti el huerto está privado de su encanto.’

El Maestro cantó la canción con lágrimas en sus ojos y dijo a Keshab y a los otros devotos Brahmos: “Así aceptéis a Radha o Krishna o no, os ruego que aceptéis la atracción mutua que se tenían. Tratad de crear ese mismo anhelo por Dios en vuestro corazón. Anhelo es todo cuanto necesitáis para realizarLo.”

El Evangelio de Sri Ramakrishna (Tomo I, pág. 99)

lunes, 10 de diciembre de 2012

Amor al prójimo



No tengo sino una palabra que decirte acerca del amor por tu prójimo, a saber: que nada salvo la humildad puede conformarte a ello; nada, sino la conciencia de tu propia debilidad, puede hacerte indulgente y compasivo para la de los demás. 

Contestarás: ya comprendo que la humildad debe producir lenidad hacia los demás, pero ¿cómo he de adquirir primero la humildad? Dos cosas combinadas lo conseguirán; no debes separarlas nunca. 

La primera es la contemplación del profundo abismo de donde la mano de Dios te ha sacado y sobre la cual te mantiene siempre, por así decirlo, suspendido. La segunda es la presencia de ese Dios que lo penetra todo. Sólo contemplando y amando a Dios se puede aprender el olvido de sí mismo, medir debidamente la nada que nos ha deslumbrado y acostumbrarse, agradecido a decrecer bajo la gran Majestad que lo absorbe todo. 

Ama a Dios y serás humilde; ama a Dios y arrojarás de ti el amor de ti mismo; ama a Dios y amarás todo lo que El te da a amar por amor Suyo.

Fenelon (1651-1715, prelado y escritor francés.)






















sábado, 8 de diciembre de 2012

La Navidad y la Orden de Sri Ramakrishna

"La adoración de los pastores" óleo de Bartolomé Esteban Murillo

Uno de estos discípulos de Sri Ramakrishna fue mi maestro, el Swami Brahmananda. Aunque él no era un estudioso de la Biblia, por su propia experiencia espiritual enseñaba en gran medida, del mismo modo que Cristo lo hiciera, y con frecuencia usaba casi las mismas palabras. Mi maestro había visto a Cristo en visión espiritual, y todos los años celebraba la Navidad ofreciendo un culto especial a Cristo, costumbre que se ha observado en todos los monasterios de la Orden de Ramakrishna hasta el día de hoy. En estas ocasiones, ofréndanse frutas, pan y pastel, según nuestra usanza hindú. A menudo hay una disertación sobre Cristo; o se lee el relato de la Natividad o el Sermón del Monte. 

Una de estas celebraciones navideñas, la primera a la cual asistí. tuvo gran relación con lo que Cristo significa para mí. Tuvo lugar en 1914, en el Math de Belur, cerca de Calcuta, donde está situada la sede central de nuestra orden. Yo había viajado al monasterio precisamente pocos días antes. En la Víspera de Navidad, nos congregamos ante un altar en el que se había ubicado un cuadro de la Virgen y el Niño. Uno de los monjes mayores celebró el culto con ofrendas de flores, incienso y comida. Muchos discípulos de Sri Ramakrishna asistían al servicio, entre ellos mi maestro, que era el presidente de nuestra orden. 

Mientras estábamos sentados en silencio, mi maestro dijo: "Meditad en Cristo por dentro, y sentid su presencia viva". Una intensa atmósfera espiritual penetró la sala de culto. Nuestras mentes se elevaron, y nos sentimos transportados dentro de otra consciencia. Por primera vez comprendí que Cristo era tan nuestro como Krishna, Buddha y otros grandes maestros iluminados a quienes reverenciábamos. Como hindú, desde la niñez me habían enseñado a respetar todos los ideales religiosos, a reconocer la misma inspiración divina en todas las diferentes fés. Así, yo jamás podría haber considerado extraño a Cristo como expresión manifiesta de la divinidad. Pero para una experiencia viva y personal de él yo necesitaba la elevación tangible de la consciencia resultante del culto en esa memorable Víspera de Navidad. 

Durante muchos años ha existido una íntima conexión espiritual entre Cristo y mi orden monástica, que empieza con su fundador, Sri Ramakrishna, a quien se acordara culto divino durante su vida y que, desde su deceso, en 1886, ha recibido creciente reconocimiento en la India como una encarnación de Dios. De los muchos santos y maestros iluminados en la historia de la Vedanta, Sr¡ Ramakrishna expresó en su vida, en un grado mayor que cualquier otro maestro, la idea de la universalidad y la armonía religiosas. No sólo experimentó las disciplinas de sectas divergentes dentro del hinduismo sino también las del mahometanismo y del cristianismo. A través de cada sendero religioso él logró la realización suprema de Dios, y así pudo proclamar con la autoridad de la experiencia directa: "Tantas religiones, tantos senderos para llegar a una misma meta". 

Fue hacia 1874 que Sri Ramakrishna se interesó activamente por el cristianismo. Un devoto que acostumbraba visitar al Maestro en el jardín del templo de Dakahineswar, cerca de Calcuta, le explicaría la Biblia en bengalí. Un día, mientras Sri Ramakrishna estaba sentado en la sala de recibo de la casa de otro devoto, vio un cuadro de la Virgen y el Niño. Absorto en la contemplación de este cuadro, vio que de pronto cobraba vida y refulgencia. Un amor extático por Cristo llenó el corazón de Sri Ramakrishna, y llegó hasta él la visión de una Iglesia cristiana en la que los devotos quemaban incienso y encendían cirios ante Jesús. 

Durante tres días, Sri Ramakrishna vivió bajo el hechizo de esta experiencia. Al cuarto día, mientras caminaba por un soto de Dakshineswar, vio a una persona de sereno continente que se acercaba con su mirada fija en él. Desde los meandros más recónditos del corazón de Sri Ramakrishna le llegó la realización: "Este es Jesús, quien derramó la sangre de su corazón para la redención del género humano. Este no es otro que Cristo, la encarnación del amor". Entonces, el Hijo del Hombre abrazó a Sri Ramakrishna y entró en él, y Sri Ramakrishna entró en samadhi, el estado de consciencia trascendental. Así, Sri Ramakrishna se convenció de la divinidad de Cristo. 

Poco después de la muerte de Sri Ramakrishna, nueve de sus jóvenes discípulos se congregaron, en una noche de invierno, ante un fuego sagrado para tomar sus votos de renunciamiento formal: de allí en adelante iban a servir a Dios como monjes. Su jefe, el futuro Swami Vivekananda, narró a sus hermanos el relato de la vida de Jesús, pidiéndoles que ellos mismos se convirtiesen en Cristo, que se comprometiesen a ayudarle en la redención del mundo, y que se negasen a sí mismos como Jesús lo había hecho. Después, los monjes descubrieron que esta noche había sido la Nochebuena cristiana -una ocasión muy propicia para sus votos. 

Así, desde los primeros días de nuestra orden, Cristo ha sido honrado y reverenciado por nuestros Swamis como uno de los más grandes maestros iluminados. Muchos de nuestros monjes citan las palabras de Cristo para explicar e ilustrar las verdades espirituales, percibiendo una unidad esencial entre su mensaje y el mensaje de nuestros videntes y sabios hindúes. Como Krishna y Buda, Cristo no predicó un mero evangelio ético o social, sino un evangelio incomprometidamente espiritual. Declaró que Dios podía ser visto, que la perfección divina podía ser lograda. A fin de que los hombres pudieran alcanzar esta meta suprema de la existencia, enseñó el renunciamiento a la mundanalidad, la contemplación de Dios, y la purificación del corazón a través del amor a Dios. 


Swami Prabhvananda
El Sermón del Monte según el Vedanta

viernes, 7 de diciembre de 2012

¡Seguid adelante!

Sri Ramakrishna

Maestro (Sri Ramakrishna): Hay dos clases de devotos. Una clase tiene la naturaleza de los gatitos. El gatito depende completamente de su madre. Acepta cualquier cosa que su madre haga por él. El gatito sólo grita: ‘¡Miau, miau!’ No sabe qué hacer o dónde ir. A veces la madre lo deja cerca del fogón y otras veces sobre la cama. Los devotos de esta clase dan a Dios el poder de procurador y así quedan libres de toda preocupación. Los Sikhs me dijeron que Dios era bondadoso, y yo les contesté: ‘¿Cómo es eso? Él es nuestro Padre y nuestra Madre. ¿Acaso los padres no crían a sus hijos después de haberlos engendrado? ¿Queréis decir que los cuidarán los vecinos?’ Los devotos de esta clase tienen una convicción inquebrantable de que Dios es nuestra Madre y nuestro Padre.

Hay otra clase de devotos. Son los que tienen la naturaleza de un monito. El monito se cuelga de su madre con todas sus fuerzas. Los devotos que se comportan como el monito, tienen una leve idea de que ellos son los hacedores y sienten así: ‘Debemos ir a los lugares sagrados; debemos practicar yapam y austeridad; debemos hacer el culto con dieciséis elementos como lo prescriben los shastras. Y sólo entonces podremos alcanzar a Dios.’ Tal es su actitud.

Los aspirantes de ambas clases son devotos de Dios. Y cuanto más uno avanza, más se da cuenta de que es Dios solo quien se ha vuelto todo. El solo hace todo. Él solo es el Gurú y Él solo es el Ishtha. Él solo es quien nos da conocimiento y devoción.

Cuanto más avancéis, más veréis que hay otras cosas aún más allá del bosque de sándalo: minas de plata y oro y gemas. Por lo tanto, seguid adelante.

El Evangelio de Sri Ramakrishna (Tomo III, pág. 177)

jueves, 6 de diciembre de 2012

Los cantos de Sri Ramakrishna

Sri Krishna y Sri Radha


¡No he hallado a mi Krishna, oh amiga! ¡Cuán triste está mi
hogar sin Él!
Ah, si sólo Krishna pudiera ser el cabello de mi cabeza,
Cuidadosamente lo trenzaría entonces y adornaría con flores
de bakul;
Cuidadosamente estilaría las trenzas con ese cabello.
Krishna es negro y negro es mi cabello; ¡el negro, uno con el
negro sería!
¡Ah! Si sólo Krishna pudiera ser el anillo que uso en mi nariz,
Siempre de mi nariz Él estaría colgado y mis dos labios podrían
tocarLo.
Pero, ¡ay! ¡esto jamás podrá ser! ¿Por qué he de soñar en vano?
¿Qué le importaría a Krishna, ser el anillo de mi nariz?
¡Ah! si sólo Krishna pudiera ser los brazaletes de mis brazos,
Siempre estaría abrazado a mis muñecas y cuán orgullosa yo
caminaría,
Sacudiendo mis brazaletes para hacerlos sonar y agitando mis
brazos para mostrarlos;
Bajando por el camino real caminaría, llevando a mi Krishna como
brazaletes.


Sri Ramakrishna  cantó esta canción.
El Evangelio de Sri Ramakrishna, (Tomo II, pág. 208)

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Significado del sufrimiento

"La fragua de Vulcano" por Diego Velázquez
Editorial:

La Santa Madre dijo: "El sufrimiento es sólo un don de Dios. Es el símbolo de su compasión".

¿Cómo aceptar la idea de que el sufrimiento es un don de Dios? Buscamos siempre lo agradable y placentero, rechazando lo desagradable y doloroso; sin embargo este esfuerzo es inútil, no podemos escapar al dolor, de una forma u otra,cae sobre nosotros.

Si recordamos los momentos felices y desdichados de nuestra vida, veremos que fueron los últimos los que nos hicieron reflexionar, detenernos, recordar a Dios y hasta clamar por Su ayuda.

Sri Ramakrishna dijo: "El hombre debe ser calentado varias veces en la fragua de las tribulaciones y debe recibir los golpes de la  persecución del mundo para volverse puro y humilde y apto para estar en presencia de Dios".

"Dios es un fuego devorador, dice Thomas Merton, sólo Él puede refinarnos como oro y separarnos de la escoria de nuestra egoísta individualidad".

Quien ha tratado, sinceramente de volverse puro y humilde sabe lo arduo que es. Por eso, gradualmente, daremos la bienvenida al dolor, como al buen amigo que nos ayudará a salir de la cárcel y recobrar la libertad.





martes, 4 de diciembre de 2012

La intrepidez


Swami Vivekananda
¡Oh héroe! Levántate, no sueñes más. Aunque la muerte te tome del cabello... no temas. Lo que nunca he hecho, escapar de una batalla ¿lo haré ahora? Por miedo a la derrota, ¿huiré de la lucha? La derrota es el ornamento con el cual se adorna el héroe ... ¿Por qué admitir la derrota sin pelear? Oh Madre, Madre ... nadie capaz de tocar siquiera el segundo violín y, sin embargo, con la mente saturada de mezquino engreimiento... "nosotros entendemos todo" ...

Ahora yo me retiro, todo está bajo vuestro control. Si la Madre me envía nuevamente hombres en cuyo corazón haya coraje, en sus manos fuerza, en sus ojos fuego; en verdad entonces trabajaré nuevamente; en verdad regresaré, de otro modo, interpretaré esto, por la voluntad de la Madre, como el fin. Tengo un tremendo apuro, quiero trabajar con la velocidad de un ciclón y deseo corazones intrépidos.

... Los bendigo a todos de corazón. Pueda la Madre atesorarSe en vuestros corazones como la fuerza misma: el puntal que es la intrepidez; pueda Ella volverlos a todos ustedes intrépidos. He visto esto en la vida: aquel que es por demás precavido de sus propias caídas, ante los riesgos que se presentan a cada paso; aquel que teme perder el honor y respeto, obtiene sólo deshonra; el que está siempre temeroso de perder siempre pierde. 

Que todo el bien llegue a vosotros.



Fragmento de la carta de Swami Vivekanandadirigida a   Rakhal (S. Brahmananda),
Murree, 11 de octubre de 1897



lunes, 3 de diciembre de 2012

La mansedumbre


El Bendito Señor Jesús

Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. 

La ignorancia y el engaño son características de la mente irregenerada. A esta ignorancia la confirma y sostiene nuestro sentido del ego: nuestra idea de que estamos separados uno del otro y de Dios. Deberá vencerse el "egotismo" si ha de liberarse a la mente del engaño. Por tanto: bienaventurados sean los mansos. Pero, ¿por qué Cristo dice que heredarán la tierra? 

A primera vista, esto parece difícil de entender. Entre los aforismos yóguicos de Patanjali (yoga significa unión con Dios; también, el sendero hacia esa unión) hay uno que corresponde a esta bienaventuranza: "El hombre que se confirma en no robar se convierte en el amo de toda la riqueza". ¿Qué quiere decir "no robar"?... Significa que debemos renunciar al engaño egotístico de que podemos poseer cosas, de que todo puede pertenecernos exclusivamente como individuos. Podemos pensar: "Pero somos buena gente. ¡No robamos nada! Cuanto tenemos, lo hemos trabajado y ganado. Nos pertenece por derecho". Pero la verdad es que nada nos pertenece. Todo pertenece a Dios. Cuando consideramos algo de este universo como nuestro, nos estamos apropiando de una posesión de Dios. 

¿Qué es entonces la mansedumbre? Es vivir en la autosumisión a Dios, libres del sentido de "mí" y "mío". Esto no significa que debamos renunciar a riquezas, familia y amigos; sino que debemos renunciar a la idea de que nos pertenecen. Pertenecen a Dios. Hemos de pensar en nosotros como siervos de Dios, a cuyo cuidado él ha confiado sus criaturas y posesiones. Tan pronto entendamos esta verdad y renunciemos a nuestros engañados reclamos individuales hallaremos que, en el sentido más verdadero, todo nos pertenece después de todo. 

Los conquistadores, que procuran convertirse en amos del mundo por la fuerza de las armas, jamás heredan nada, salvo preocupaciones, trastornos y dolores de cabeza. Los avaros que acumulan enormes riquezas están sólo encadenados a su oro, nunca lo poseen realmente. Pero el hombre que renunció a su sentido de apego experimenta las ventajas que las posesiones deparan, sin la miseria que trae la posesividad. 

A muchas personas les desagrada esta frase de Cristo porque piensan que los mansos jamás podrán lograr nada. Piensan que en la vida no ha de tenerse felicidad a no ser que uno sea agresivo. Cuando se les dice que renuncien al ego, que sean mansas, tienen miedo de que lo perderán todo. Pero están equivocadas. Según las palabras del Swami Brahmananda: "Las personas que viven en los sentidos piensan que están gozando la vida. ¿Qué saben acerca del goce? Sólo quienes están llenos de bienaventuranza divina gozan realmente la vida." 

Pero los argumentos no probarán esta verdad. Tenéis que experimentarla; sólo entonces os convenceréis. 

Si un aspirante espiritual sigue sinceramente la enseñanza de Cristo sobre la mansedumbre, la encontrará muy práctica. Encontrará que la ira y el resentimiento pueden ser conquistados por la gentileza y el amor. El místico chino Lao Tze expresó esta verdad diciendo: "De las cosas suaves y débiles del mundo, ninguna es más débil que el agua. Pero nada podrá igualarla en vencer lo que es firme y fuerte. Lo que es suave conquista a lo duro. La rigidez y la dureza son compañeras de la muerte. La suavidad y la ternura son compañeras de la vida. 

Renunciando sinceramente al ego ante Dios, siendo mansos, lo ganaremos todo. Heredaremos la tierra. 

Swami Prabhavananda
("El Sermón del Monte según el Vedanta")

Vedanta práctica



Hakuin, un santo japonés fue visitado por un soldado quien lo interrogó de esta manera: Señor, ¿Qué es, en realidad, el cielo y el infierno. O es sólo una invención de la mente?

Hakuin con mirada penetrante lo observó de pies a cabeza y le preguntó: ¿Cuál es tu ocupación?

Soy un soldado, Señor, fue la respuesta.

El santo pareció sorprendido: ¿Te escuché bien? En verdad afirmaste ser un soldado, pero por tu apariencia pareces más bien un mendigo, quien te haya admitido en las Fuerzas Armadas debió ser un necio o estar totalmente loco.

Al oír estas palabras, el soldado lívido de ira, manoteó la espada. Hakuin, no obstante, continuó diciendo: Por lo que veo llevas una espada y parece estar desafilada, ¿cómo podrás, entonces, cortarme la cabeza?

Estas palabras agregaron nafta al fuego y el soldado con la furia fulminante de un rayo desenvainó la espada listo para asestar el golpe.

Nuevamente las palabras del santo sonaron calmas: ¡Mira, las puertas del infierno están abiertas. El soldado, a duras penas, pudo oír estas palabras y darse cuenta cuán pacíficamente, el santo, había permanecido sentado a pesar de la amenazante espada sobre su cabeza. Su ira se desvaneció tan súbitamente como había aparecido. Impactado por el auto dominio del santo, envainó su espada.

Para contestar tu pregunta, soldado, ahora las puertas del cielo se han abierto. Fueron las esclarecedoras y dulces palabras del santo.

(Del Prabuddha Bharata Vol. 100, 1995)