Sri Ramakrishna |
Maestro (Sri Ramakrishna): Hay dos clases de devotos. Una clase tiene la naturaleza de los gatitos. El gatito depende completamente de su madre. Acepta cualquier cosa que su madre haga por él. El gatito sólo grita: ‘¡Miau, miau!’ No sabe qué hacer o dónde ir. A veces la madre lo deja cerca del fogón y otras veces sobre la cama. Los devotos de esta clase dan a Dios el poder de procurador y así quedan libres de toda preocupación. Los Sikhs me dijeron que Dios era bondadoso, y yo les contesté: ‘¿Cómo es eso? Él es nuestro Padre y nuestra Madre. ¿Acaso los padres no crían a sus hijos después de haberlos engendrado? ¿Queréis decir que los cuidarán los vecinos?’ Los devotos de esta clase tienen una convicción inquebrantable de que Dios es nuestra Madre y nuestro Padre.
Hay otra clase de devotos. Son los que tienen la naturaleza de un monito. El monito se cuelga de su madre con todas sus fuerzas. Los devotos que se comportan como el monito, tienen una leve idea de que ellos son los hacedores y sienten así: ‘Debemos ir a los lugares sagrados; debemos practicar yapam y austeridad; debemos hacer el culto con dieciséis elementos como lo prescriben los shastras. Y sólo entonces podremos alcanzar a Dios.’ Tal es su actitud.
Los aspirantes de ambas clases son devotos de Dios. Y cuanto más uno avanza, más se da cuenta de que es Dios solo quien se ha vuelto todo. El solo hace todo. Él solo es el Gurú y Él solo es el Ishtha. Él solo es quien nos da conocimiento y devoción.
Cuanto más avancéis, más veréis que hay otras cosas aún más allá del bosque de sándalo: minas de plata y oro y gemas. Por lo tanto, seguid adelante.
El Evangelio de Sri Ramakrishna (Tomo III, pág. 177)
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