Sri Krishna y Sri Radha |
“Uno puede entrar en el mundo luego de haber alcanzado el discernimiento y el desapego. En el océano del mundo hay seis cocodrilos, lujuria, ira, etc. Pero no tienes que temer los cocodrilos si aplicas cúrcuma a tu cuerpo antes de entrar en el agua. El discernimiento y desapasionamiento son la cúrcuma. El discenimiento es el conocimiento de lo que es real y eterna Substancia y que todo lo demás es irreal, transitorio, impermanente. Y debes cultivar intenso celo por Dios; tienes que sentir amor por Él y ser atraído por Él. Las gopis de Vrindavan sintieron esta atracción por Krishna.
Dejad que os cante una canción:
¡Escucha! Ha sonado la flauta allá en el bosque.
Allá debo volar, porque Krishna espera en el sendero.
Decidme amigas, ¿queréis venir o no?
Para vosotras mi Krishna es un nombre vacío;
Para mí, Él es el ansia de mi corazón.
Vosotras oís las notas de su flauta sólo con vuestros oídos,
Pero ¡oh! yo las oigo en lo más hondo de mi alma.
Oigo el llamado de Su flauta: ‘¡Sal, Radha!
Sin Ti el huerto está privado de su encanto.’
El Maestro cantó la canción con lágrimas en sus ojos y dijo a Keshab y a los otros devotos Brahmos: “Así aceptéis a Radha o Krishna o no, os ruego que aceptéis la atracción mutua que se tenían. Tratad de crear ese mismo anhelo por Dios en vuestro corazón. Anhelo es todo cuanto necesitáis para realizarLo.”
El Evangelio de Sri Ramakrishna (Tomo I, pág. 99)
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