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domingo, 28 de agosto de 2011

Pláticas del Swami Vijoyananda

Swami Vijoyananda: Mucho se ha hablado y se habla sobre dos conceptos: libre albedrío y destino. El libre albedrío solamente puede operar cuando el individualismo no sólo ha dejado al egoísmo en la acción sino también de estar en los límites de naci­miento, familia, parientes; vale decir se ha colocado fuera del tiempo y espacio, adquiriendo su primitiva o real naturaleza que es la libertad.

Si así el ser individual no actúa, su libre albe­drío, deja de ser tal; es decir queda limitado. Si reconocemos en nosotros operando el concepto libre albedrío, debemos aceptar que sólo el yo in­dividual es el culpable de sus acciones buenas o malas; por ende, puede él mismo en el momento del reconocimiento cambiar su forma anterior por una menos permeable; de modo que los flechazos que mandamos y nos mandan sean: los primeros, sin el curaré de las pasiones y emociones de los sentidos, y en el segundo caso que las flechas que lleguen no hagan de la forma un colador donde no pueda res­paldarse la resistencia, con la virtud de transformar todo el mal en amor.
Si aceptamos todo como acción del destino, esa fuerza desconocida que nos lleva de un lado a otro en la manifestación de la forma, es incon­gruente pensar que aquí entre a tallar también el libre albedrío; el que acepta el destino llega a con­vertirse en un perfecto devoto.
En el sendero espiritual la individualidad se esfuma y en este campo que sólo huella el perfecto, son los menos los que pueden ir por él.
Cuando sufrimos algunos dolores en la vida decimos que es obra del destino... Y si fueran satis­facciones ¿A quién las cargaríamos? Es que no pensamos seriamente. Karma es la acción que hemos creado y que solamente apreciamos en su efecto; cuando cesamos de desear nuestro karma no se agiganta, se va extinguiendo.
Pregunta: ¿Qué es goce?
Swami: Goce es sinónimo de conocimiento. Cuando deseamos algo y no está a nuestro alcance por muy elevado o fuera de nuestro rango, sufri­mos; cuando logramos ese objeto sufrimos por te­mor a perderlo; y cuando lo perdemos, nuevamente el dolor nos atenacea. ¿Por qué esto? Porque el goce lo buscamos fuera de nosotros; si lo buscáramos dentro nuestro y lo halláramos, veríamos que somos la plenitud misma, que todo eso externo fue como un espejismo que en el desierto suele sufrir el via­jero; el agua y el oasis que veía eran espejismos de su afiebrada imaginación, en cambio en este caso fue debido a su afiebrado deseo.
La mayor parte de los occidentales han ele­gido el camino de lo agradable, muy pocos, poquísimos, han elegido el camino de lo mejor.
Pregunta: ¿Qué diferencia hay entre instinto e in­tuición?
Swami: En el cerebro hay tres capas; la más limi­tada y que satisface la atracción inferior o animal es la que corresponde al instinto. Sólo a esa atracción o llamado del instinto obedece esa capa. La otra donde el razonamiento alborea, el instinto queda desplazado, controlado, depurado, seleccionado. Y la otra capa cerebral correspondería a lo que emana de un conocimiento previo, de un estado donde los porqués, cómo, cuándo y dónde cesan porque la luz se hace naturalmente. Esto sería la intuición según la explicación de Oriente. En Occidente a una sim­ple adivinación o anticipo de tal o cual cosa le dan ese nombre. Algo...sólo algo de eso hay, nada más.
Hay y hubo seres excepcionales que supieron hasta cuando iban a morir y no sólo eso sino que elegían el tiempo apropiado y hasta inventaban al­guna enfermedad como excusa para poder abando­nar la jaula que aprisionaban sus almas.
Pregunta: ¿Cómo podemos conciliar estas distintas expresiones? Unos dicen: "Amar a Dios sin haberlo visto es un absurdo". Otros, en cambio, dicen: "Debemos amarle sin conocerlo", y un tercero: "Amarle por amor a Él es esencial".
Swami: Dura es la contestación. El primero deberá aún pasar varias vidas antes de que un leve desper­tar en él se produzca. El segundo vislumbra esa luz en su corazón y la ansía buscándola y el tercero tiene esa pira ya encendida y es uno de esos locos que ha dejado de quemarse las alas en pequeños amores. Dios es el amor de sus amores y lo acuna en su corazón hecho ternura.`