viernes, 28 de septiembre de 2012

El alma es incambiable

Sri Krishna

El Bendito Señor Krishna le dijo a Arjuna: "Nunca hubo un tiempo en que Yo no existiera, ni tú, ni esos reyes, ni dejaremos de existir en el futuro" (B.G.: 11-12).

Seguramente, Sri Krishna, no quería decir que este grosero cuerpo físico es eterno, porque todos nosotros sabemos, si bien a menudo nos olvidamos de la única cosa definida, que debemos morir algún día, tendremos que dejar este cuerpo; es simplemente temporal. Pero lo que el Bendito Señor quiso decir es que como Atman, el Ser, existimos eternamente. Las divisiones de tiempo tales como: pasado, presente y futuro, están sólo en nuestra mente como ideas.

Hace algunos días hubo en la Argentina una reducción en el tiempo de una hora, ¿dónde se fue esa hora? Así, todas estas ideas de cambios existen sólo en nuestra mente. El Atman siempre es. Pero alguien puede hacer la siguiente pregunta: ¿Cómo permanece el Atman cuando el cuerpo muere? La respuesta es dada con ilustraciones: "Así como el ser encarnado tiene su niñez, juventud y vejez, así también él toma otro cuerpo. Los sabios jamás se confunden sobre este punto" (B.G.: 11-13).

La vida es un viaje; luego del nacimiento uno pasa a través de muchas etapas tales como: niñez, adolescencia, juventud, madurez, vejez.

En uno de los libros que uso para estudiar hay dos oraciones que ilustran la imperfección del tiempo: "El hombre más rico del pueblo era hijo de un pobre campesino" y "Esta mujer, que es ahora tan fea, era en aquellos días la muchacha más hermosa de la aldea". Así, los cambios existen sólo en la superficie; no hay cambio en la identidad del Atman.

El mismo sentimiento de que estoy pasando por diferentes estados, permanece todo el tiempo, tales como: yo era niño, yo era joven, yo era adulto y así sucesivamente. El punto a notar es: que es el mismo ser quien experimenta todos estos estados cambiantes. Es de la misma manera que el experimentador, el individuo, transmigra hacia otro cuerpo, pero mayormente no puede recordarlo.

Durante todos estos cambios, el Ser, el Atman, permanece incambiable; un iluminado comprende esto, es por eso que permanece imperturbable ante estos cambios.

Nacimiento y muerte sólo tienen que ver con el cuerpo, el Atman es incambiable, por lo tanto debemos tratar de permanecer imperturbables en todas las situaciones. Pasando a través de una serie de nacimientos y muertes uno se vuelve apto para la inmortalidad. El punto a notar es que todo lo concerniente al cuerpo está sujeto a cambios, no así el alma. Un alma iluminada no puede ser engañada por los cambios y la muerte.

Pero, ¿qué hay respecto a la mayoría de nosotros, quienes nos sentimos felices en una situación favorable e infelices en una situación desfavorable?

La vida está llena de pares de opuestos: hay calor y frío, placer y dolor, luz y oscuridad, atracción y repulsión, ¿qué podemos hacer? ¿Cómo podemos nosotros también capacitarnos para alcanzar el conocimiento?

El Bendito Señor Krishna dijo: "¡Oh Kounteya! (Arjuna), las nociones de calor y frío, de placer y dolor, nacen del contacto de los sentidos con los objetos; tienen origen y fin y son transitorios. Sopórtalas, ¡oh Bharata!" (B.G.:II-14).

Hay sentidos tales como: ojos, oídos, lengua, piel; y también hay objetos de los sentidos, a saber: tierra, agua, luz, aire y espacio. Todo lo que vemos, oímos, olemos, gustamos, a través de los órganos de los sentidos son objetos sensorios. ¿Por qué surgen en nosotros los sentimientos de placer y dolor? Debido al contacto de los unos con los otros, cuando la mente está asociada a ellos y dicha asociación, dicho contacto, a menudo trae confusión a la mente desentrenada. Así, viene tanto placer como dolor, debido a esta asociación y ocurre debido al hábito, solamente. No hay obligación de nuestra parte de sentir y disfrutar de la alegría o sufrir por el dolor nacido a causa de la asociación; por la práctica uno puede mantener la indiferencia, quietud y calma, pero para la mayoría de la gente esto es muy difícil porque estamos acostumbrados de otra manera, además hay impresiones, samskaras, inherentes a vidas pasadas y también a esta vida. Así, para un aspirante espiritual, la constante atención es necesaria para continuar su práctica regularmente

Sri Krishna dijo: "¡Soporta!" Es una gran virtud para ser practicada en nuestra vida. Soportar es realmente una gran cualidad.

Rev. Swami Pareshanandaji Maharaj



miércoles, 26 de septiembre de 2012

El Señor es nuestro único amigo



Sri Krishna

Aryuna estaba en un estado de suma depresión. En la víspera de la guerra se rehusó a pelear. Estaba en un estado en el cual no sabía qué hacer, repentinamente, Aryuna se vio deprimido por las limitaciones naturales; pero él, el amante de Dios, debe manifestar la divinidad, la religión, el Dharma; controlando la naturaleza inferior. Esto es necesario para nosotros también. En realidad, el Señor es nuestro único amigo, el Compañero Eterno, lo demás: persona y tiempo, son transitorios.

Cuando hay sinceridad, una persona puede sentir la presencia del Señor y amarLe en su propio corazón. Es insensato pelear por los métodos tales como: templos, iglesias, libros. Del famoso libro Gñana Yoga, Sendero del supremo conocimiento, de Swami Vivekananda, de la versión directa del inglés por Swami Vijoyananda, podemos mencionar: '"El reino de los cielos Está en vuestro interior' dice Jesús, también lo dice el Vedanta y todo gran Maestro. 'Aquel que tiene ojos para ver que vea y aquel que tiene oídos para oír que oiga"'.

Hay debilidades pero también el poder de superarlas. Cuando una persona sinceramente trata de llevar una vida con hombría, por la gracia de Dios, siempre llega la auto confianza, el espíritu de dedicación. Así, escuchamos que el Bendito Señor Krishna le dijo a Aryuna: No te portes como un eunuco (carente de hombría), ¡oh Partha!; eso es indigno de ti; echa lejos a esa debilidad de corazón y yérguete, ¡oh fulminador de los enemigos!. (B.G.: II-3).

Ahora encontramos al Bendito señor diciéndole a Aryuna que soporte todas las dualidades de la vida tales como: placer y dolor, calor y frío. Le dijo a Aryuna: ¡Oh Kounteya! (Aryuna) las nociones de calor y frío, de placer y dolor, nacen del contacto de los sentidos con los objetos; tienen origen y fin y son transitorias. Sopórtalas, ¡oh Bharata!. (B.G.: II-14).

También Sri Ramakrishna dijo: Aprende del yunque a tener paciencia y saber resistir.

Soportar...es fácil decir que se haga. La vida está siempre llena de problemas; uno tras otro como las olas del mar. En una carta dirigida a un devoto, la Santa Madre (Sri Sárada Devi), decía: "No hay felicidad alguna en la vida humana; verdaderamente el mundo está lleno de miseria, aquí la felicidad es solamente una palabra".

Si en realidad, la vida es siempre sufrimiento; ¿qué significado hay en continuarla? ¿Cuál es el designio? ¿Por qué habríamos de soportarlos? El Bendito Señor le dijo a Aryuna, y también a nosotros: ¡Oh tú, el mejor de los hombres!, sólo aquel que no se aflige por esas modificaciones, y es ecuánime en el placer o en el dolor, logra la inmortalidad ¡Qué maravillosas palabras! Un poquito de reflexión y meditación sobre las mismas, inmediatamente trae amplios significados para todos los sufrimientos de nuestra vida; todas las cosas se vuelven significativas.

Este mundo es como un gimnasio, una escuela; las situaciones de nuestra vida son como los instrumentos del gimnasio. Así, el placer y el dolor no son malos ni buenos; ellos son instrumentos para aumentar nuestra salud espiritual, nos pueden ayudar a profundizar nuestro amor por Dios, la Realidad Última.

Aquí, el mismo objeto que está dando placer en este momento, trae dolor en el momento siguiente; la misma situación es simultáneamente buena y mala para dos personas diferentes. Siempre hay muchas confusiones. Las situaciones siempre cambiarán muy rápidamente, por lo tanto, unas persona inteligente que tiene poder de discrimina ción, nunca disfrutará nada con apego. Cuando hay apego, uno olvida que es meramente un pasajero, un gimnasta y siempre llegan problemas. Nadie quiere ni puede quedar en el gimnasio todo el tiempo. Después del ejercicio es necesario salir del gimnasio. De la misma manera, en nuestra vida, llegará también el momento de salir del cuerpo. Aquí es necesario prepararse antes de la salida final. También es necesario utilizar las oportunidades de las facilidades y sufrimientos en todas las formas posibles. Los sufrimientos siempre proveen lo necesario para comprender nuestros estados mentales; y con la actitud apropiada podemos incrementar la fuerza.

Los fuertes vientos ayudan al árbol a desarrollar sus raíces. Los sufrimientos son benévolos dones, regalos de Dios, cuando un devoto puede considerarlos así.

También es siempre mejor considerarlos de esta manera que lamentarse y, de este modo, complicar la vida más y más. Por otra parte, el lamento indiscriminado intensifica el sufrimiento y generalmente nosotros hacemos esto.

Por lo tanto es necesario soportar. El problema grande en la vida de un aspirante espiritual es su egoísmo. El sincero intento por soportar trae expansión en el corazón, crece el espíritu por dedicarse y entregarse a la voluntad del Señor; gradualmente un aspirante será calificado para realizar a Dios.

A menudo, permanecemos sin recordar a Dios, estamos siempre ocupados con los juguetes de la vida tal como los niños, y así, puede ser que el Señor, a veces, esté tocando nuestras manos con los golpes de las situaciones difíciles, de los sufrimientos. Quizás, atraiga nuestra atención diciéndonos: No Me olvides. Pero, frecuentemente, son tan duros, tan difíciles; empero, ¿qué podemos hacer? No hay otra manera de progresar y erradicar nuestro ego; y cuando no hay egoísmo, automáticamente, no hay necesidad de soportar o sufrir. Sufrimos porque tenemos ego.


Swami Pareshanandaji Maharaj




martes, 25 de septiembre de 2012

Para nuestro bien


Editorial


Swami Ritajanada, en su libro sobre la vida de Swami Turiyananda, relata un episodio en el cual estando el Swami enfermo, fue atendido por una estudiante con gran devoción y sacrificio; ella era enfermera. Swami Turiyananda reprendía constantemente a la joven, encontrando faltas hasta en las cosas más insignificantes. En un momento dado, no comprendiendo el porqué de esta situación, la estudiante rompió en llanto. Entonces el Swami dijo: "Usted no lo sabe, pero nosotros en la India estamos acostumbrados a actuar así: reprendemos, por su propio bien, a aquellos que amamos. Jamás dedicamos una palabra severa a los que nos son indiferentes. Tratamos de enmendar y hacer progresar a los que amamos".

En el libro "El Sermón del Monte según el Vedanta", Swami Prabhavananda, dice que su Maestro, Swami Brahmananda, en ocasiones los regañaba, los fulminaba, golpeaba en sus faltas. Después decía: "¿Creen que pueden escapar de mi porque soy aparentemente cruel? La madre sostiene al hijo y lo zurra. El hijo grita ¡madre!, y todo ese tiempo está en los brazos de su madre".

Nos resulta muy difícil aceptar el aspecto desagradable del amor y, del mismo modo, tampoco admitimos el rostro irritante de Dios. Nos guste o no, Él nos muestra su rostro terrible y dependerá de nuestra confianza el poder soportarlo.

¿Qué es esa confianza? La certeza absoluta de que todo lo que nos sucede es siempre para nuestro bien y sólo acaece por la voluntad del Señor, sea esto bueno o malo, dificil o fácil, placentero o doloroso. ¿Cómo podemos cultivar esta confianza? Rogando al Señor para que se revele en nuestro corazón, porque, si sentimos una sola vez su amorosa Presencia, podremos soportar todas las pruebas con entereza. También debemos recordar que un verdadero Maestro espiritual no hace nada en forma personal, es un puro instrumento en las manos de Dios.

Conocer nuestros defectos y aceptar las reprimendas es un síntoma de la madurez necesaria para poder ingresar a la vida espiritual. Seamos agradecidos y confiados.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Un médico compasivo

Editorial




Swami Vivekananda dijo: "La diamantina muralla que nos encierra es el egoísmo; todo lo referimos a nosotros mismos. Despojaos de este mezquino yo. Matad en vosotros este demonio. No yo, sino Tú: decidlo, sentidlo, vividlo".

En todas las religiones del mundo, en las palabras de todos los maestros espirituales, en la vida y enseñanza de los santos, la coincidencia más notable es el énfasis en la necesidad de trascender el yo para el logro de la realización de Dios.

La mayoría de las personas lo sabemos y tratamos, en lo posible, de practicar el inegoísmo, pero llegado el momento en que somos puestos a prueba, casi siempre fracasamos.

En la medida que nos demos cuenta de que somos impotentes ante ese impostor, el pequeño yo, que ha ocupado el trono cuyo único dueño es Dios mismo, comenzaremos a anhelar ayuda. Muchas veces el Señor se vale de purísimos instrumentos, los maestros espirituales, para esa tarea. Habiendo logrado ese apoyo, no debemos olvidar que derrotar al ego es muy difícil y habrá sufrimiento.

Bajo la influencia transformadora de un verdadero maestro, nos volveremos conscientes de nuestro ego y de los interminables pesares a los que nos somete y así nos dispondremos a aceptar el tratamiento que sea necesario para curarnos de esa terrible enfermedad llamada egoísmo.

Swami Bhayanananda dijo: "¡Benditos son aquellos que logran ponerse bajo la guía de un alma iluminada que quita su egoísmo por medio de la cirugía espiritual!".

Pensar en nuestro Preceptor, como un médico compasivo, y a nosotros como pacientes que padecemos de una grave enfermedad, nos ayudará a no perder de vista la meta de esta relación y nos hará cada vez más agradecidos y confiados.


martes, 18 de septiembre de 2012

Fascinación


Afirmar en nosotros un ideal, creando así un núcleo espiritual que se convierta en fuente inagotable de fascinación, ¿no es la esencia misma de todo sentimiento religioso? Quedar fascinado por la vida, ¿no es el fin y la razón de ser de la misma? "Si la vida no nos sorprende a cada instante, no es más que una muerte a corto plazo", decía un poeta. Bajo el influjo de la admiración o de la fascinación, perdemos todo sentido de posesión. Nuestra necesidad de poseer es la compensación que buscamos cuando no nos vemos transportados más allá de nosotros mismos por sentimientos elevados como un amor puro o la fascinación. Con frecuencia tenemos ocasión de comprobarlo: cuando no es un amor puro lo que nos anima, caemos fácilmente en la agresividad o en un exagerado sentido de posesión.

El primer verso de los Upanishads dice: "Goza sin experimentar el deseo de poseer"; es decir, nos pide cultivar en nosotros tanto la capacidad de fascinación como la de amar con un amor puro. Estos dos sentimientos nos sacian; ¿qué más podríamos desear? Tomemos el ejemplo de dos hombres: el vendedor y e1comprador. El vendedor tiene su mente repleta de cálculos y busca incesantemente la forma de obtener mayores ganancias con sus mercaderías. El comprador tiene una actitud por completo distinta su espíritu está lleno de fascinación, admira los objetos y su belleza. Debemos cultivar en nosotros el estado anímico del comprador ante este despliegue de maravillas que el mundo nos ofrece.

Todas estas joyas deslumbrantes pertenecen al Señor y no a nosotros. Sólo a El compete la preocupación por hacer atractivo su escaparate a fin de tentar al comprador. Si debemos pagar un precio muy elevado por algo que admiramos mucho, ¿por qué lamentarlo? ¿No pertenece el mercado entero a nuestro Padre? Es a El que hemos entregado esa elevada suma. Dios es nuestro Padre y si El expone ante nuestros ojos tantas y tan seductoras maravillas, lo hace sin otro fin que el de cultivar en nosotros la facultad de admirar, para que nos habituemos a elevarnos más allá de nosotros mismos por mediación de la belleza.

Nos prepara para que seamos capaces de pagar generosamente con nuestra persona por toda esta belleza. Después de todo, ¿podemos llevarnos los objetos que compramos? No. Todo lo que podemos llevar con nosotros es el estado de espíritu del comprador, ese espíritu seducido y la costumbre de pagar generosamente por aquello que admiramos con toda nuestra alma. La admiración, nos transforma: nos convertimos en el objeto que admiramos; no hay ya necesidad de comprarlo ni de poseerlo. Podemos decir que hemos renunciado a él; de hecho, es nuestro, pues está en nuestro corazón.

Swami Nityabodhananda

(Fue fundador del Centro de Vedanta en Ginebra, Suiza. Profundo pensador y exponente erudito del pensamiento hindú en Europa.)




Obstinación

Editorial


Sri Ramakrishna


En el Evangelio de Sri Ramakrishna leemos: "Es difícil que el hombre mundano se despierte espiritualmente. ¡Por cuántos peligros se ve amenazado! ¡ Cuántos pesares halla en su vida y cuántas veces es engañado! Pero, a pesar de eso no se despierta. Es como el camello que tiene particular atracción por los arbustos espinosos, los cuales no deja de comer aunque se lastima la boca. El hombre mundano, sin duda sufre mucho, pero lo olvida a los pocos días". No hay ninguna duda, dolorosamente debemos reconocer que esa es nuestra situación.

Ramprasad, el místico cantor de Bengala, dice en uno de sus cantos a la Divina Madre Kali:

Tú me has dado esta mente,
y con un guiño inteligente de Tu ojo
la has convidado a gozar del mundo,
y así, desamparado, vagabundeo 
a través de Tu creación,
como maldecido por un ojo maligno,
tomando lo amargo por lo dulce,
tomando lo irreal por lo Real.

¿Qué hacer con esta terrible obstinación que nos lleva de un dolor a otro y a la cual no podernos vencer. 

Sri Rarnakrishna dice: "Corno un niño ruega a su madre por juguetes llorando e importunándola, aquel que llora interiormente, anhelando intensamente verlo a El, como un niño inocente y sabiendo que El es lo más cercano y lo más querido; al final es recompensado con la visión Divina. Dios no puede permanecer más escondido para un buscador tan ardiente y obstinado".

Si por la gracia de Dios tenemos una vislumbre de nuestra condición actual, no desesperemos, y recordemos que aquí y ahora tenernos los elementos para lograrlo: Somos obstinados, somos ardientes en nuestra búsqueda de placeres transitorios, hemos llorado tantas veces en nuestra insensatez. Seamos ardientes y obstinados en nuestro ruego, lloremos por El y pidamos una y otra vez que no nos permita más buscar momentáneos anestésicos y juguetes. ¡Oh Dulcísimo Señor, se Tú mi consuelo y mi refugio!.






lunes, 17 de septiembre de 2012

Aprendiendo a jugar


Editorial





"Este mundo es como la cola enroscada del perro, la gente ha pugnado por enderezarla durante centenares de años, pero, en cuanto la sueltan, se enrosca de nuevo ¿Cómo podría ser de otro modo? dijo Swami Vivekananda; nosotros también, durante toda la vida quisimos "enderezar la cola del perro" y lógicamente no lo logramos; hemos sufrido mucho porque no sabíamos que era imposible enderezarla.

Si encontramos un alma grande y generosa, que por el mero hecho de amar a todos y desear el bien de cada uno, gradualmente nos hará comprender que nunca vamos a "enderezar la cola del perro" pero que si seguirnos en nuestro intento con sinceridad y de la mejor manera posible, los que vamos a quedar rectos somos nosotros, porque sólo el que sabe que "el mundo va a continuar con sus dualidades", puede actuar correctamente.

Hay un dicho entre los hindúes que dice: "La abeja va a absorber la miel, pero sus patas se quedan pegadas en ella". Eso sucede con nosotros, querernos absorber la miel y quedarnos atrapados perdiendo de este modo, la oportunidad de experimentar y al mismo tiempo aprender y avanzar.

Recordemos lo que decía Swami Vivekananda: "Este Universo sólo es el juego del Señor, todo es para divertirse. Si quieres comprender Su juego procura conocer al Señor; conviértete en su compañero de juego y El te lo dirá todo". 

¿Por qué no podemos aceptar la idea de que la vida es un juego? Nuestro ego es inflexible y obstinado, querernos cumplir sólo nuestra voluntad, rechazando todo lo que no sea gratificación y de esta manera, en nuestra ceguera perdernos toda posibilidad de ser feliz.

Swami Pareshananda muchas veces nos dice: "no es necesario tornar la vida con tanta seriedad", y también: "Debernos aceptar la vida en su totalidad".

Logrando sentir profundamente en nuestro corazón que el Señor es nuestro eterno compañero de juego, aprenderemos a jugar, a divertirnos y a compartir Su indudable sentido del humor.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Inspirador de intrepidez



Swami Vivekananda

Me encontraba en la estación de Howrah de regreso de un viaje a Bolpur cuando de pronto oí que alguien decía: 'Swami Vivekananda falleció ayer'. Sentí como si alguien clavara un puñal en mi corazón. Cuando la intensidad del dolor disminuyó algo, mi primer pensamiento fue, '¿Cómo continuará ahora el trabajo de Vivekananda?' Tenía, por supuesto, hermanos-discípulos cultos y bien entrenados ... ellos continuarían su trabajo.

De pronto como una inspiración, brotaron en mi interior estas palabras: 'Tú, da lo mejor de ti mismo con lo que posees y trata de poner en acción el sueño de Vivekananda de conquistar occidente'. Pleno de una fuerza incontenible, pocos días después me embarqué para Inglaterra con sólo 27 rupias en mi bolsillo, con este único pensamiento en mi mente: debo ir a Inglaterra y establecer el Vedanta allí. Entonces comprendí quien era Vivekananda: un ser cuya inspiración y fuerza podía despertar en una humilde persona como yo, la intrepidez de cruzar el océano, no puede ser un hombre común.

Finalmente llegué a Inglaterra y comencé a dar conferencias sobre Vedanta en las Universidades de Oxford y Cambridge. Notables eruditos británicos escucharon mis conceptos y expresaron el deseo de aprender la ciencia de Vedanta de maestros eruditos hindúes.

Soy un hombre común. Que tan tremendo trabajo haya sido realizado por este humilde servidor tiene algo de milagro. Un milagro nacido de la inspiración y poder de Vivekananda detrás mio. Esta es mi convicción.

En una ocasión me encontré sorpresivamente con Vivekananda en el Hedua Park de Calcuta. Le dije: 'Hermano ¿qué pasa que estás tan silencioso? ¿Por qué no predicas Vedanta en Calcuta? Yo me encargo de todo, tú no tienes más que aparecer ante el público.' Con profunda emoción dijo 'Hermano Bhavani, no viviré mucho más (esto fue seis meses antes de sus muerte) Ahora estoy ocupado en la construcción de mi Math y de todo lo relacionado con su funcionamiento. No tengo tiempo ahora ... '

Por el tono patético de su voz comprendí que su corazón se sentía apesadumbrado; ¿por quién? Por el país. La indiferencia mortal de sus conciudadanos despertó una penosa respuesta en el corazón de Vivekananda. Y fue por eso que dio un golpe formidable en la conciencia de América y Europa.

¡Swamijí! Fuimos amigos en la juventud. ¡Cuántos momentos felices pasamos juntos conversando durante horas! En ese entonces yo ignoraba que en tu alma anidaba la fuerza de un león, un dolor volcánico y una pasión por India.

He venido para seguir tu camino. En medio de esta lucha cada vez que me siento desalentado evoco tu fuerza, medito en la agonía de tu corazón y todo mi cansancio desaparece. Una divina fuerza colma mi mente y mi corazón.

Por Brahmabandhav Upadhyay

(Amigo de Swami Vivekananda)

lunes, 3 de septiembre de 2012

Para hacer el bien



Swami Brahmanada
Para poder hacer bien al mundo, debes ser perfectamente inegoísta. La gente del mundo es de tal manera que, frecuentemente, cuando tú le haces bien ellos en cambio tratan de hacerte daño.

Tú has oído de la gran alma Vidyasagar (gran erudito, educador, escritor y filántropo). El vivía únicamente para el bien del mundo, y sin embargo aquellos, que eran beneficiados, eran los mismos que hablaban mal de él y trataban de perjudicarlo. Si él sabía de alguien, que estaba hablando mal de él, decía: "¿Le habré hecho algún bien que está tratando de herirme?" Esta es la naturaleza del mundo. Pero, en realidad el fondo de la cuestión es que aquellos que son buenos hacen bien por su propia naturaleza y aquellos que son malos harán daño siguiendo también el impulso de su propia naturaleza.

Cierta vez, un santo estaba meditando, sentado a la orilla de un río, de pronto vio un escorpión flotando en el agua. Tuvo lástima de él y con1a palma de la mano lo ayudó a salir afuera, pero al hacer esto, el escorpión lo picó. El santo sufrió un gran dolor, un instante después el escorpión cayó de nuevo al agua. El santo lo ayudó a salir otra !vez. El escorpión lo picó nuevamente, ¡y esto volvió a ocurrir por tercera vez. Un hombre que había estado observando cómo el santo ayudaba al escorpión, le preguntó: "¿Por qué ayuda usted al !escorpión, siendo que éste lo pica una y otra vez?" El santo respondió: "Es la naturaleza del escorpión picar, y es mi naturaleza hacer el bien. Si el escorpión no traiciona a su naturaleza, por qué he de negar yo la mía?

La mente se dirige hacia arriba o hacia abajo. Envidia, egoísmo, deseo de placeres sensorios, pereza, son sus movimientos hacia abajo. Fe, devoción a Dios, amor, simpatía, etc., son sus movimientos hacia arriba.

Swami Brahmananda
(Discípulo directo de Sri Ramakrishna)