Swami Vijoyananda: Mucho se ha hablado y se habla sobre dos conceptos: libre albedrío y destino. El libre albedrío solamente puede operar cuando el individualismo no sólo ha dejado al egoísmo en la acción sino también de estar en los límites de nacimiento, familia, parientes; vale decir se ha colocado fuera del tiempo y espacio, adquiriendo su primitiva o real naturaleza que es la libertad.
Si así el ser individual no actúa, su libre albedrío, deja de ser tal; es decir queda limitado. Si reconocemos en nosotros operando el concepto libre albedrío, debemos aceptar que sólo el yo individual es el culpable de sus acciones buenas o malas; por ende, puede él mismo en el momento del reconocimiento cambiar su forma anterior por una menos permeable; de modo que los flechazos que mandamos y nos mandan sean: los primeros, sin el curaré de las pasiones y emociones de los sentidos, y en el segundo caso que las flechas que lleguen no hagan de la forma un colador donde no pueda respaldarse la resistencia, con la virtud de transformar todo el mal en amor.
Si aceptamos todo como acción del destino, esa fuerza desconocida que nos lleva de un lado a otro en la manifestación de la forma, es incongruente pensar que aquí entre a tallar también el libre albedrío; el que acepta el destino llega a convertirse en un perfecto devoto.
En el sendero espiritual la individualidad se esfuma y en este campo que sólo huella el perfecto, son los menos los que pueden ir por él.
Cuando sufrimos algunos dolores en la vida decimos que es obra del destino... Y si fueran satisfacciones ¿A quién las cargaríamos? Es que no pensamos seriamente. Karma es la acción que hemos creado y que solamente apreciamos en su efecto; cuando cesamos de desear nuestro karma no se agiganta, se va extinguiendo.
Pregunta: ¿Qué es goce?
Swami: Goce es sinónimo de conocimiento. Cuando deseamos algo y no está a nuestro alcance por muy elevado o fuera de nuestro rango, sufrimos; cuando logramos ese objeto sufrimos por temor a perderlo; y cuando lo perdemos, nuevamente el dolor nos atenacea. ¿Por qué esto? Porque el goce lo buscamos fuera de nosotros; si lo buscáramos dentro nuestro y lo halláramos, veríamos que somos la plenitud misma, que todo eso externo fue como un espejismo que en el desierto suele sufrir el viajero; el agua y el oasis que veía eran espejismos de su afiebrada imaginación, en cambio en este caso fue debido a su afiebrado deseo.
La mayor parte de los occidentales han elegido el camino de lo agradable, muy pocos, poquísimos, han elegido el camino de lo mejor.
Swami: Goce es sinónimo de conocimiento. Cuando deseamos algo y no está a nuestro alcance por muy elevado o fuera de nuestro rango, sufrimos; cuando logramos ese objeto sufrimos por temor a perderlo; y cuando lo perdemos, nuevamente el dolor nos atenacea. ¿Por qué esto? Porque el goce lo buscamos fuera de nosotros; si lo buscáramos dentro nuestro y lo halláramos, veríamos que somos la plenitud misma, que todo eso externo fue como un espejismo que en el desierto suele sufrir el viajero; el agua y el oasis que veía eran espejismos de su afiebrada imaginación, en cambio en este caso fue debido a su afiebrado deseo.
La mayor parte de los occidentales han elegido el camino de lo agradable, muy pocos, poquísimos, han elegido el camino de lo mejor.
Pregunta: ¿Qué diferencia hay entre instinto e intuición?
Swami: En el cerebro hay tres capas; la más limitada y que satisface la atracción inferior o animal es la que corresponde al instinto. Sólo a esa atracción o llamado del instinto obedece esa capa. La otra donde el razonamiento alborea, el instinto queda desplazado, controlado, depurado, seleccionado. Y la otra capa cerebral correspondería a lo que emana de un conocimiento previo, de un estado donde los porqués, cómo, cuándo y dónde cesan porque la luz se hace naturalmente. Esto sería la intuición según la explicación de Oriente. En Occidente a una simple adivinación o anticipo de tal o cual cosa le dan ese nombre. Algo...sólo algo de eso hay, nada más.
Swami: En el cerebro hay tres capas; la más limitada y que satisface la atracción inferior o animal es la que corresponde al instinto. Sólo a esa atracción o llamado del instinto obedece esa capa. La otra donde el razonamiento alborea, el instinto queda desplazado, controlado, depurado, seleccionado. Y la otra capa cerebral correspondería a lo que emana de un conocimiento previo, de un estado donde los porqués, cómo, cuándo y dónde cesan porque la luz se hace naturalmente. Esto sería la intuición según la explicación de Oriente. En Occidente a una simple adivinación o anticipo de tal o cual cosa le dan ese nombre. Algo...sólo algo de eso hay, nada más.
Hay y hubo seres excepcionales que supieron hasta cuando iban a morir y no sólo eso sino que elegían el tiempo apropiado y hasta inventaban alguna enfermedad como excusa para poder abandonar la jaula que aprisionaban sus almas.
Pregunta: ¿Cómo podemos conciliar estas distintas expresiones? Unos dicen: "Amar a Dios sin haberlo visto es un absurdo". Otros, en cambio, dicen: "Debemos amarle sin conocerlo", y un tercero: "Amarle por amor a Él es esencial".
Swami: Dura es la contestación. El primero deberá aún pasar varias vidas antes de que un leve despertar en él se produzca. El segundo vislumbra esa luz en su corazón y la ansía buscándola y el tercero tiene esa pira ya encendida y es uno de esos locos que ha dejado de quemarse las alas en pequeños amores. Dios es el amor de sus amores y lo acuna en su corazón hecho ternura.`
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