Me viene a la memoria un incidente muy hermoso registrado en la vida del gran americano, Abraharn Lincoln. Se dice que un día montaba a caballo por un camino, acompañado de algunos de los oficiales de su ejército. Algunos pasos más adelante, sobre el sendero vio que un pequeño insecto tirado patas arriba sobre su lomo luchaba duramente por enderezarse de nuevo sobre sus patítas. Al escuchar las pisadas de os caballos el pobre animalito se puso casi frenético. Se encontraba en un desesperado y terrible frenesí. Líncoln se dio cuenta de ello y al momento se detuvo, desmontó de su caballo, tornó a la pequeña criatura en sus manos, la puso de nuevo sobre sus patas en un lugar seguro fuera del camino y volvió a montar. Uno de los militares le preguntó: "¿Cuál es el significado de esta acción?" Con una sonrisa en los labios, Lincoln le replicó: "Ahora me siento mejor".
Este es el verdadero beneficio espiritual que se deriva del servicio de cualquier clase, uno se siente mucho mejor subjetivamente. Cualquier cosa que demos sin esperar recompensa regresa a nosotros multiplicada mil veces, cuando uno desempeña cualquier acción buena, solo porque no lo puede evitar, sin pensar nunca en la recompensa, esto produce muy ricos resultados para su felicidad y progreso espiritual. Desde el punto de vista psicológico, esa actitud de esperar los resultados vuelve impaciente y muy fácilmente irritable a la persona. El estudiante de yoga debe desterrar de su corazón la idea de obtener.
Permítanme recordarles que hagan su práctica sin esperanza de recompensa por ningún lado, sin ni siquiera pensar lo que con ello están ganando. Háganla por el bien de muchos, por el beneficio de los demás. Háganla para sentirse bien. Entonces la echarán de menos si no la ejecutan. Hagan de sus ejercicios espirituales el aliento mismo de sus pulmones.
Swami Gnaneswarananda (1893-1937)
Fue el fundador y Director de la Sociedad Vedanta de Chicago, Illinois (Estados Unidos)
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