lunes, 28 de mayo de 2012

Una tormenta en una taza de te

"El juego de te" de Claude Monet

Editorial

Este dicho de los ingleses, no exento de humor, es definido como una gran preocupación y perturbación nerviosa debida a un hecho sin importancia, y resulta una interesante alegoría para tratar de comprender lo que sucede con nuestra mente.

En los Aforismos de Patanjali leemos: "Yoga es el control de las olas de pensamiento".

Swami Prabhavananda dijo: "Cuando los sentidos registran un hecho o un objeto del mundo exterior, en la mente se levanta una ola de pensamiento, el sentido del ego se identifica con dicha ola; si la misma es agradable el ego siente: yo soy feliz; si es desagradable siente: yo soy desdichado. Esta falsa identificación es la causa de todos nuestros sufrimientos, porque aún la temporaria sensación de felicidad del ego trae ansiedad y un deseo de adherirse al objeto de placer, lo cual prepara futuras posibilidades de volverse desgraciado".

Muchas veces nuestro Preceptor espiritual provoca en nuestra mente, "la taza de té", una gran tormenta! Después de haber pasado muchas veces por esa experiencia en la que pensamos que íbamos a naufragar y que sólo por su gracia salió el sol y las grandes olas se calmaron; comenzamos a darnos cuenta, con un profundo agradecimiento, que el fin de todo esto es que veamos como funciona nuestra mente.

Seguramente que no vamos a controlar fácilmente esas olas, pero si intentamos una y otra vez, ver a nuestra mente como a esa "taza de té", nos acostumbraremos a distinguir la causa de la formación de esas temibles olas, el sufrimiento al identificarnos con ellas y cuán impotentes somos para disipar la tormenta; y así apreciaremos la tranquilidad mental y seremos muy cuidadosos con nuestros pensamientos, palabras y actos.


PatanjaliPata significa “caer o caído”, y añjali es una ofrenda o “manos juntas en oración”. Vishnu se hallaba sentado sobre Adisesa, el señor de las serpientes observando la maravillosa danza de Shiva. Adisesa quedó sorprendido sintiendo el cambio que sufrió Vishnu al observar a Shiva y quiso aprender a bailar para glorificarle. Vishnu le contestó que pronto podría escribir un tratado sobre gramática y luego aprender a bailar. Adisesa se puso entonces a meditar sobre quién sería su madre en la tierra y se le apareció Gonika, una yoguini (o tapasvini) que rezaba pidiendo un hijo digno a quien poder transmitir su conocimiento y sabiduría. Gonika se dirigió al dios sol, tomó agua entre sus manos y meditó una última vez para que Surya colmase sus deseos. Entonces, cuando abrió sus manos vio que en ellas había una diminuta serpiente que adoptó forma humana, se postró ante ella y le rogó que le aceptara como hijo, recibiendo el nombre de Patañjali.


domingo, 27 de mayo de 2012

Swami Vivekananda, sus padres


Bhubaneshwari Devi (madre de Swami Vivekananda)

Viswanath desde muy joven se convirtió en el orgullo de los Dattas, que pusieron en él todas sus esperanzas y expectativas ya que en cuanto a erudición lo consideraban un digno continuador de la tradición familiar. 

Vishwanath era muy eficiente en sus estudios, los que incluían el idioma inglés y el persa. Finalmente eligió como carrera profesional la de abogado, enrolándose como Procurador en la Suprema Corte de Calcuta. Su carrera fue brillante pues además de su brillante intelecto estaba dotado con muchas cualidades de carácter que lo convirtieron en una persona altamente respetada y muy querida por todos. Su aguda comprensión del ser humano fue el origen de su gran compasión por los afligidos, de su caridad ilimitada y de su innata simpatía por todos. Sin pensar en el mañana, gastaba tanto, cuanto ganaba, dando sin medida a todo el que le pidiese. 

Debemos reconocer cierta falta de discernimiento pues muchos de sus parientes vivían ociosamente, en la certeza de que él jamás los abandonaría y algunos de ellos bebían y cultivaban otros vicios. 

En una ocasión, Narendra, su hijo mayor, lo reconvino por disipar su dinero entre los que no lo merecían. Vishwanath con toda serenidad le contestó: “¿Cómo puedes comprender el enorme sufrimiento de la vida humana? Cuando te des cuenta sinpatizarás con todas estas pobres criaturas que tratan de olvidar sus sufrimientos con alivios momentáneos.”

Vishwanath era amante de la música y tenía linda voz. Fue él quien insistió para que Narendra estudiase música, arte que para él era fuente de sublime y sano placer. Le encantaba estudiar la Biblia y recitar los poemas del poeta persa, Hafiz, cosa que hacía para toda la familia. 

Si alguno de sus hijos cometía una falta, él no lo reprendía sino que lo exponía al ridículo ante sus amigos. Un día Naren se mostró poco respetuoso con su madre. El padre no lo retó pero escribió en la puerta del cuarto donde Naren recibía a sus amigos: “Hoy el señorito Naren ha dicho a su madre las siguientes palabras, y escribió textualmente lo que Naren había dicho de modo que cada vez que Naren o sus amigos entraban al cuarto se encontraban con esa declaración. Poco después Narendra dio señales de arrepentimiento. 

Vishwanat fue bendecido con una esposa que era su par en todo. Físicamente agraciada, muy devota y experta en el manejo del hogar, Bhuvaneshwari Devi soportaba alegremente la responsabilidad que significaba la numerosa familia de su esposo. Era sumamente inteligente y. en medio de sus múltiples actividades encontraba tiempo para coser, hacer música y para el estudio del Ramaiana y el Mahabharata. Bhuvaneshwari Devi despertaba el respeto y la veneración de todos los que la trataban y su juicio era el que valía en los asuntos importantes. 

Una serena resignación a la voluntad de Dios en todas las circunstancias, gran fortaleza y reserva caracterizaban a esta mujer que prestaba especial atención al pobre y al desvalido. Recitaba diariamente, de memoria, extensos pasajes del Ramaiana y del Mahabharata y fue la esencia de esos textos, como también su cultura lo que ella transmitió a sus hijos como su más grande herencia, legado que su hijo, Swami Vivekananda, mostró al mundo en su intenso amor por la humanidad sobre toda limitación de raza, credo, casta, color o sexo.

De Vishwanath y Bhuvaneshwari Devi nació ese niño que habría de convertirse en el hombre más grande de su época (Swami Vivekananda), cuya influencia sacudiría al mundo. 

lunes, 21 de mayo de 2012

Dios no juega a los dados

Albert Einstein

El saber humano está confinado, por así decirlo, a una meseta simbólica. Si nos acercamos al borde del saber encontramos un precipicio que al parecer es infranqueable. Pero los pocos audaces que lograron llegar allí, luego de mucha concentración y estudio, encuentran que las ciencias tan concretas como la física o la química sufren unacuriosa metamorfosis para convertirse en una filosofia especulativa, o lo que es peor aún (para el caso de los realistas y pragmáticos), en una etérea elucubración metafísica. La meseta de los antiguos griegos era pequeña y se llegaba rápidamente y sin mucho esfuerzo al borde aludido. Por eso eran esencialmente filósofos y metafísicos antes que científicos. A medida que el saber material se fue incrementando y expandiendo, el hombre común se fue alejando más y más de los bordes del saber. Por ende, tuvo que conformarse con la información recolectada por los que llegaron antes, aceptando de esta forma una cosmovisión ajena como un axioma válido de partida. De modo que relegó todo cuestionamiento sobre veracidad del saber recibido. Robusteciendo de esta manera la cosmovisión heredada, que en sí es parca y limitada; sobre todo en los orígenes de la realidad circundante. Es por este motivo, que los pragmáticos y empíricos fueron ganando terreno, y con ello la tecnología fue ganando cada vez más importancia sobre la ciencia pura, lo que vale decir: la utilidad comenzó a sobresalir sobre el sano deseo de saber por saber.

La loca carrera que estamos presenciando en estas últimas décadas de desenfreno tecnológico, ha acelerado en forma alarmante todo tipo de cambio. Hay, pues, así, una evidente aceleración de la historia, ya que por medio de la tecnología, los muy pocos privilegiados pueden hacer mucho más en mucho menos tiempo, que la mayoría sumida en el atraso. Los que están alejados de este frenesí tecnológico son meras hojas arrastradas por las violentas olas de cambio, que al parecer golpean sin dirección alguna. ¡Pobres hojitas náufragas descartadas por los criterios de utilidad y ganancia! Por otro lado, los actores y generales de las batallas tecnológicas viven (si así lo podemos llamar), 'surfiando' las belicosas olas del cambio, que caprichosamente los arrojan donde menos lo esperan, a veces en fugaces playas elíseas y otras en el ojo de la tormenta, que los lleva a una total e inevitable destrucción.

Esta visión apocalíptica, como la de tantas otras épocas parece presagiar un fin próximo ineludible. Pero, ¿no quedó Atila, el azote de Dios, a medio camino? ¿O no quedaron los imparables turcos varados en el milagro de Lepanto? Y, ¿no fueron destronados los terribles demonios modernos llamados Hitler y Stalin? Los presagios de los futurólogos de hoy como los de ayer, sólo cuentan con la mitad del cuento, pues ellos se basan en los hechos que ven y sienten del mundo material para alimentar y robustecer sus visiones.

El matemático bien sabe que por unos pocos puntos fijos pueden pasar infinitas funciones, así pues, sólo con las crónicas del pasado y del presente, poco o nada se entenderá del cuento real, pues hay una dimensión que se escapa de todo lo material. Einstein, sin duda fue una de las mentes más despiertas de nuestro siglo. Por los años treinta discutía con un grupo de grandes científicos, al borde del abismo de la meseta del conocimiento. En general, la postura filosófica de nuestra época es agnóstica y muy escéptica y muy, muy alejada de toda metafísica espiritualista, a la cual la consideran una debilidad humana. Son más bien partidarios fervientes de un mundo material como un único todo, y que nada hay más allá de esto. Ahora volvamos a la famosa discusión aludida, que era tan antigua como el hombre: Determinismo versus caos. Pero esta nueva versión de la confrontación venía con todo el aporte de la teoría cuántica que intenta explicar al mundo como un producto de las leyes del azar. Einstein, por su parte, estaba profundamente convencido que la historia recorre caminos bien determinados y no caprichosos juegos de un destino ciego, sordo y mudo. Al ir subiendo el tono de la discusión, Einstein en franca minoría cortó el debate con su consabida frase: "Yo no creo que Dios juegue a los dados".

El pensamiento de Einstein en este sentido lo podemos sondear en esta frase dicha por él mismo: "Es suficiente para mí, contemplar el misterio de la vida, consciente, perpetuándose a través de toda la eternidad; y reflexionar sobre la maravillosa estructura del universo, tal como débilmente podemos percibirlo y tratar humildemente de aceptar aunque sea, una infinitesimal de la inteligencia manifiesta en lanaturaleza". 

Hoy en día la teoría del 'big bang' que tanto los excita a nuestros científicos contemporáneos sigue arrastrando el mismo viejo problema de siempre: El primer principio es una energía tonta o es consciente de sí misma y de toda su creación. La primera alternativa nos habla de un universo caótico regido por las reglas del azar y, en consecuencia, es sólo un accidente de un juego inconcebible. El corolario de esta forma de pensar es la desesperanza y un despropósito vital. Sentir claramente manifestado en los existencialistas y filósofos agnósticos de nuestra época. La tragedia aquí es que no hay salida alguna, pues toda consciencia está irremediablemente condenada a una extinción segura y completa. ¿El enrolarse en esta postura, no es una forma de suicidio? Porque en cierta manera, quien se quita la vida lo hace buscando olvid y alivio en el 'no ser'.

Ciertamente esta nunca fue la postura de Einstein quien declara abiertamente: "Los grandes científicos de todos los siglos de nuestra civilización, han rendido tributo en cierta medida al Poder o Principio detrás del universo, la titánica fuerza Primordial que todavía nutre la creación" ... "Mi religión consiste de una humilde admiración por el ilimitable espíritu superior, que se revela en los más nimios detalles que nosotros podemos captar con nuestras mentes débiles y frágiles... ".

La mayoría de los científicos evitan en sus escritos y discursos la palabra Dios, principalmente por lo que explica sabiamente Swami Vivekananda: Para el mundo científico, toda explicación plausible de un fenómeno debe evitar causas externas al sistema en sí. Pero Einstein en esto fue una asombrosa excepción; a pesar de ser considerado por algunos como un ateo, usaba muy a menudo en sus discursos la palabra Dios, pero a la vez escapaba del rígido Dios teológico. Él decía: "Tenemos que ir más allá del límite de los sentidos para descubrir la profunda unidad subyacente en el mundo de la multiplicidad, el cual ha sido comparado al precio de vacuidad de contenido". Esta forma de pensar armoniza bien con lo dicho por Ramakrishna: "A medida que uno se va acercando al Ser Universal, nuevas y má grandes son las revelaciones de Su infinita naturaleza hasta que, al final, uno se sumerge en Él por la consumación del conocimiento".

Swami Vivekananda

El pensamiento de los Rishis, manifiesto en los albores del pensamiento humano, sostenía que el universo todo, evolucionaba de la inteligencia misma y que de ella se nutría y se sustentaba. Para ellos, la inteligencia o conciencia es lo siempre existente, que al igual que la energía, puede tomar diversas formas pero nunca puede extinguirse o perderse. ¿Díganme, amigos, no es ésta en verdad El la buena noticia? Es más, diría que es la fuente misma del amor y de toda ética.

Podemos definir a la materia como: La substancia constitutiva del universo o como aquello que es percibido por los sentidos y conocido por la inteligencia, o lo que es llamado por otros, como Yo o espíritu. Definida así, la materia es siempre objetiva y, por otro lado, el Y o o el espíritu es siempre subjetivo (la dimensión perdida que aludimos antes); pues es sólo el espíritu el que puede percibir y conocer. Estos dos componentes existen uno en relación con el otro, el mundo material es sólo la mitad objetiva y el espíritu es la mitad subjetiva.

Es por esta razón que la teoría materialista, que sólo admite la existencia del mundo objetivo, negando la existencia de un componente espiritual; es unilateral e imperfecta. Lo es así, por el simple hecho que no se dan cuenta que la materia existe simplemente porque hay alguien o un sujeto que lo percibe. Pues una consciencia perentoria, en un universo material eterno es una negación de la conciencia misma; porque la conciencia misma como la vivimos diariamente, es en sí la continuidad temporal del pensamiento. Volviendo a la definición materialista de que la materia es la causa de toda percepción, de esta forma de pensar debemos admitir, que es la materia misma la que gradualmente produce a aquello que percibe; esto es sin duda un pensamiento desprolijo, es como un perro que persigue su propia cola.

Está también la posición de los idealistas, que niegan la existencia del mundo material, como por ejemplo Berkeley o los creyentes de la Ciencia Cristiana. Esta es también una posición extrema tan inconsciente como la de los materialistas, pues, que me expliquen, ¿cómo se puede percibir lo inexistente? Y como materialistas persiguen una 'cola' inalcanzable.

Ramakrishna, con su genial sencillez, explica la intrincada teoría de Ramanuya y dice así: "Según esta teoría, Brahman o lo absoluto, es calificado por el universo y sus seres vivientes, juntos constituyen Uno. Toma, como ejemplo, una fruta de bel; un hombre quería conocer el peso de la fruta, separó la cáscara, la pulpa y las semillas. Pero, ¿es posible obtener el peso, pesando solamente la pulpa? Debemos pesar la pulpa, la cáscara y las semillas; todo junto. Al principio, parece que la cosa real de la fruta es la pulpa y no sus semillas o cáscara. Luego, mediante el razonamiento encontramos que la cáscara y las semillas pertenecen a la misma cosa a la que pertenece la pulpa. Del mismo modo, en el discernimiento espiritual, hay que empezar razonando así, siguiendo el método de 'esto no, esto no': Dios no es el universo; Dios no es los seres vivientes; sólo Brahman es real y todo lo demás irreal. Luego uno se da cuenta, como con la fruta de bel, que es de la realidad que extraemos la noción de Brahman y es la misma Realidad la que desenvuelve las ideas de seresvivientes y el universo. El Nitia (lo absoluto) y la Lila (lo relativo), son los dos aspectos de una misma única Realidad ... ".

Sri Ramakrishna

Para Ramakrishna, los ignorantes son aquellos que desconocen en absoluto la verdad que hemos enunciado y lo explica de la siguiente manera: "Los ignorantes son como la gente que vive en una casa de adobe. Hay poca luz adentro y no pueden ver nada afuera. Pero aquellos que entran en el mundo después de alcanzar el conocimiento de Dios, son como gente que vive en una casa de vidrio; pues para ellos hay luz dentro y fuera. Pueden ver las cosas tanto dentro (lo subjetivo) como lo de afuera (lo objetivo)".

Esta manera de vivir la Realidad, nos da una y visión enteramente distinta y podemos decir espe- ranzadamente: Dios, ciertamente no juega a los dados; pues fue, es y será siempre Uno con su creación. La pregunta será: ¿Cómo vivir esta Realidad? Para Sócrates la fórmula es: Conócete a ti mismo. Para Jesús es: Niégate a ti mismo, carga tu cruz y sígueme. Y finalmente Ramakrishna es quien nos pregunta y enseña: "Dios te ha puesto en el mundo. Entrégale todo a Él. Ríndete a sus pies y no tendrás más confusión. Sólo entonces comprenderás íntimamente, que es Dios quien lo hace todo. Todo depende de Él".


por Lic. José Manuel Astigueta
Investigador de la Comisión Nacional de Energía Atómica
Conferencia pronunciada  en  la celebración del centenario  de Ramakrishna Mission. 1897.1997











Realización

Sri Ramakrishna

... Si recurrimos a la historia vemos que únicamente sobrevive el fragmento más apto, ¿y qué lo hace más apto sino el carácter? La Advaita (una escuela de la filosofía Vedanta que declara la unidad de Dios, el alma y el universo) será la religión futura de la humanidad presente. No cabe duda. Y en todas las religiones, sólo ganarán la batalla quienes muestren más carácter en sus vidas, no importa cuán lejos estén.

Algunos de los discípulos de Sri Ramakrishna (de izquierda a derecha): Trigunatitananda, Shivananda, Vivekananda, Turiyananda, Brahmananda, debajo Saradananda.

Pemútame contarle una experiencia mía: cuando mi Maestro (Sri Ramakrishna) dejó el cuerpo éramos una docena de jóvenes sin un centavo y desconocidos. Contra nosotros se erguían centenares de organizaciones poderosas que luchaban duramente para cortamos en flor. Pero Ramakrishna nos había legado un gran don: el deseo de, no hablar solamente, sino de vivir la vida, aunque para eso haya que luchar duramente toda la existencia. Y hoy, toda la India conoce y reverencia al Maestro; y las verdades que él enseñó se propagan como fuego en la selva. Hace diez años no logré reunir cien personas para celebrar el aniversario de su nacimiento. El año pasado, había cinco mil. Ni la muchedumbre, ni el poder, ni la riqueza, ni el saber, ni la elocuencia, ni otra cosa alguna prevalece más que la pureza, vivir la vida. En una palabra, anubhuti, realización. Si existiera en cada país una docena de tales almas-leones, que hubieran roto sus propias ligaduras, que hubieran alcanzado al infinito, cuya alma entera hubiese ido a Brahman y que no buscasen ni riqueza, ni poder, ni fama;bastarían para sacudir al mundo

En esto consiste el secreto. Patányali, padre del yoga, dice: "Cuando un hombre rechaza todos los poderes sobrehumanos, entonces alcanza la nube de la virtud". Ve a Dios, se convierte en Dios y ayuda a otros a llegar a ser lo mismo. Esto es todo lo que tengo que predicar. Las doctrinas han sido lo bastante explicadas. Hay libros por millones. ¡Oh, si hubiera una onza de práctica!

... He descubierto un gran secreto: nada tengo que temer de los que hablan de religión; y los grandes seres que realizan, no son enemigos para nadie. Dejemos a los charlatanes que hablen. No saben nada mejor. Dejemos que se harten de nombre, de fama, de dinero y de mujeres. Mantengamos el deseo de realización. Atengámonos a la verdad hasta la muerte. No prestemos la más mínima atención a lo que otros digan, y si después del esfuerzo de toda la vida, un alma, sólo una, logra romper las ligaduras deeste mundo y verse libre, habremos realizado nuestra obra.

Indudablemente yo amo a la India. Pero cada día mi visión se torna más clara. ¿Qué es la India, o Inglaterra, o América para nosotros? Somos los servidores de ese Dios a quien los ignorantes llaman Hombre. ¿Quién riega las raíces no riega también el árbol?

Trabajemos sin deseo de nombre y fama, ni de mandar sobre otros. Libres de lujuria, codicia e ira y la verdad está con nosotros.
Swami Vivekananda
(Carta a E. T. Sturdy, escrita en Nueva York, e/9 de agosto de 1895)









sábado, 19 de mayo de 2012

Para sentirse bien


Me viene a la memoria un incidente muy hermoso registrado en la vida del gran americano, Abraharn Lincoln. Se dice que un día montaba a caballo por un camino, acompañado de algunos de los oficiales de su ejército. Algunos pasos más adelante, sobre el sendero vio que un pequeño insecto tirado patas arriba sobre su lomo luchaba duramente por enderezarse de nuevo sobre sus patítas. Al escuchar las pisadas de os caballos el pobre animalito se puso casi frenético. Se encontraba en un desesperado y terrible frenesí. Líncoln se dio cuenta de ello y al momento se detuvo, desmontó de su caballo, tornó a la pequeña criatura en sus manos, la puso de nuevo sobre sus patas en un lugar seguro fuera del camino y volvió a montar. Uno de los militares le preguntó: "¿Cuál es el significado de esta acción?" Con una sonrisa en los labios, Lincoln le replicó: "Ahora me siento mejor".

Este es el verdadero beneficio espiritual que se deriva del servicio de cualquier clase, uno se siente mucho mejor subjetivamente. Cualquier cosa que demos sin esperar recompensa regresa a nosotros multiplicada mil veces, cuando uno desempeña cualquier acción buena, solo porque no lo puede evitar, sin pensar nunca en la recompensa, esto produce muy ricos resultados para su felicidad y progreso espiritual. Desde el punto de vista psicológico, esa actitud de esperar los resultados vuelve impaciente y muy fácilmente irritable a la persona. El estudiante de yoga debe desterrar de su corazón la idea de obtener.

Permítanme recordarles que hagan su práctica sin esperanza de recompensa por ningún lado, sin ni siquiera pensar lo que con ello están ganando. Háganla por el bien de muchos, por el beneficio de los demás. Háganla para sentirse bien. Entonces la echarán de menos si no la ejecutan. Hagan de sus ejercicios espirituales el aliento mismo de sus pulmones.

Swami Gnaneswarananda  (1893-1937) 
Fue el fundador y Director de la Sociedad Vedanta de  Chicago, Illinois (Estados Unidos)

viernes, 18 de mayo de 2012

Para lograr la inmortalidad

Sri Krishna

Sri Krishna dijo:
"Sólo aquel que no se aflige por esas modificaciones y es ecuánime en el placer o en el dolor logra la inmortalidad". (II.Verso XV).

Así pues, para alcanzar la inmortalidad uno debe estar por encima de todos los cambios. Todas las cosas, personas, situaciones, con las cuales nos encontramos son cambiantes y todos estos cambios están bajo el dominio de la mortalidad. Por lo tanto, el punto es muy claro; para ser inmortal uno debe estar más allá de lo mortal.

Para estar en silencio, no debe haber ningún ruido. Nosotros entendemos todo esto, pero, repetidamente cometemos el error de olvidar esta simple verdad.

¿Por qué, a veces, nos sentimos infelices, miserables? Swamiyí dijo que no debemos dar nuestra mente a nada que sea cambiante, porque eso es miseria. Por consiguiente, cada vez que nos encontramos apesadumbrados, debemos recordar este error: tratar de corregirnos, no deseando en vano, que lo cambiable se vuelva incambiable.

Hay una palabra, Dhira, que significa calma. Ese es el estado mental necesario. ¿Quién es dhira? La persona que puede permanecer tranquila, incluso en una situación de provocación o disturbio; es un hombre calmado.

En una situación que produce ira, lujuria, avaricia, es muy difícil para una persona común permanecer tranquilo; una gran fuerza mental es necesaria.

Una vez un hombre mayor estaba viajando en tren; unos cuantos jóvenes estaban sentados cerca suyo, discutiendo acerca del control de la ira. El hombre dijo muy hermosas palabras sobre el control de la ira: ¡Cuán malo es irritarse con cosas tan insignificantes! Y finalmente dijo que había controlado la ira, que, últimamente, no se enojaba.

Luego de algún tiempo uno de los jóvenes preguntó con mucha formalidad: Oh, buen señor, ¿Usted no se enoja hoy en día? ¡Oh, no! Nadie debería, contestó el señor. Luego de dos o tres minutos otro joven preguntó: ¿Es cierto que usted no se enoja? No, no, no lo hago, contestó el hombre. Después de un rato, el primer joven volvió a decir: Bueno, señor, usted no se enoja ¿no es así? ¡No, te digo que no! ¿Me entiendes? Fue la irritada respuesta y cuando la misma pregunta fue formulada una vez más, ustedes bien podrán imaginar cual fue la reacción.

Por lo tanto, permanecer calmado en una circunstancia provocativa, es realmente difícil, se requiere una profunda comprensión; y cuando uno lo logra es apto para la inmortalidad.

En medio de todos los males, conflictos, contradicciones, cuando podemos estar llenos de una ininterrumpida conciencia del ser inmortal, puede decirse que la inmortalidad ha sido alcanzada.

SWAP
Monje de la Órden de Sri Ramakrishna

jueves, 17 de mayo de 2012

Como la hoja de loto



Con el sentido posesivo viene el egoísmo y el egoísmo desemboca en el sufrimiento. Cada acto y pensamiento egoísta nos ata a alguna cosa, e inmediatamente nos convertimos en esclavos, y cuando más digamos yo y mío más aumenta la esclavitud y más la aflicción. Por lo tanto, el karmayoga nos enseña a disfrutar de la belleza de todos los cuadros del mundo, pero sin identificarnos con ninguno de ellos. Nunca digáis mío. Siempre que digáis tal cosa es mía, el sufrimiento vendrá inmediatamente. Ni siquiera digáis hijo mío mentalmente. Poseed el niño, pero no digáis mío. Si lo hacéis vendrán las desdichas. No digáis mi casa y mi cuerpo. Toda la dificultad está aquí. El cuerpo no es vuestro, ni mío,ni de nadie. Los cuerpos vienen y van por las leyes de la naturaleza, pero, nosotros somos libres, estamos como testigos. Este cuerpo no es más libre que un cuadro o una pared. ¿Por qué hemos de ligamos tanto al cuerpo? Si alguno pinta un cuadro lo termina y se va. No proyectéis ese tentáculo del egoísmo: yo debo poseerlo. Tan pronto como se proyecte comenzará la desdicha.

Por tanto, el Karmayoga dice: destruid primero la tendencia de proyectar ese tentáculo del egoísmo, y cuando tengáis el poder de refrenarlo, mantenedlo sujeto en lo interno y no permitáis que la mente tome de nuevo los caminos del egoísmo. Entonces podréis salir al mundo y trabajar todo lo que podáis. Frecuentad cualquier lugar; id a donde os plazca; nunca seréis contaminado por el mal. Hay una hoja de loto en el agua; el agua no puede tocarla ni adherirse a ella; así seréis vosotros en el mundo. Esto se llama vairagya, serenidad de ánimo y desapego. Creo haberos dicho que sin desapego no puede haber yoga de ninguna clase. El no ligarse a cosa alguna es la base de todos los yogas. 

He aquí los dos métodos para liberarse de toda ligadura. Uno es para aquellos que no creen en Dios ni en ninguna ayuda externa. Se hallan librados a sus propios recursos y planes, tienen que actuar movidos simplemente por su propia voluntad, con los poderes de su mente y su discernimiento, diciendo: Debo ser desapegado. Para los que creen en Dios, hay otra manera que es mucho menos difícil. Ofrendan los frutos de su acción al Señor, trabajan y nunca quedan ligados a los resultados.

Cualquier cosa que vean, sientan, oigan y hagan es para ÉL. Por cualquier acción buena que hagamos no tenemos que reclamar ninguna alabanza ni beneficio. Es del Señor; dejemos los frutos para Él. Permanezcamos apartados y pensemos que somos servidores que sólo obedecemos al Señor, nuestro Amo, y que todo impulso que nos mueve a la acción lo recibimos de Dios en todo momento. Todo lo que adores, todo lo que percibas, todo lo que hagas, ofrécelo al Señor y quédate tranquilo. Estamos en paz, en perfecta paz con nosotros mismos y entreguemos al Señor todo nuestro cuerpo y mente y todas las cosas como un sacrificio eterno. En vez de hacer el culto con ablaciones en el fuego, haced este gran sacrificio día y noche: el sacrificio de vuestro pequeño yo.

Buscando las riquezas de este mundo, Tú eres la única riqueza que he hallado; entrego a Ti como ofrenda mi pequeño yo. Al buscar alguien a quien amar, Tú eres el único bienamado a quien hallé, entrego a Ti como ofrenda mi pequeño yo. Repitamos esto día y noche y digamos: Nada quiero para mí. Renunciemos a nuestro aparente yo hasta que esto llegue a ser un hábito, hasta que penetre en la sangre, en los nervios y en el cerebro. Id entonces al campo de batalla y en medio del tronar del cañón estaréis libres y en paz. 


Swami Vivekananda
Del libro "Karma-Yoga"



Clases de Raya Yoga - Novena Clase

Rev. Swami Vijoyananda
La definición de desapego según Patányali es: “Aquél efecto que viene a las personas que han alejado su ser de los objetos vistos u oídos, y la voluntad que adquiere para controlar los objetos.” (YSP 1.16) Esta es, más o menos, la traducción literal. En realidad el desapego es un efecto. No solamente es necesario, según los yoguis, dejar los objetos e ideas molestos, sino también anular la ansiedad por esos objetos.

Ejemplo: noto que la lectura de este diario me molesta en mi práctica de yoga. Yo puedo dejar de leerlo, pero también debo suprimir la ansiedad de “leer los diarios”. No solo debemos apartarnos temporaria o permanentemente de los objetos. Tenemos que apartarnos de la sed. Sin apartar esa sed, no hay desapego. Luego, en el desapego, Patányali agrega una cosa más: la voluntad de controlar los objetos. Es una cosa excepcionalmente particular de la escuela de Raya Yoga. Yo soy, por ejemplo, sano de vista, pero tengo tal control, que la información de mi retina no pasa a mi ser. Los hindúes, por un lado, han dedicado toda su vida a la búsqueda de lo invisible, de lo inefable.

Pero el raya yoga dice (no olvidemos que el Raya Yoga es muy penoso hasta que no se tienen ciertas pruebas), que la dedicación completa es un mito; y los maestros esperan que sus alumnos conozcan las cosas por su propia práctica. Además de dejar la ansiedad, la sed, debemos tener control sobre los objetos. Los que quieren llegar por medio de la concentración a su última realización, necesitan una comprensión clara de las cosas.

Pero, hay otra clase de desapego más duro todavía: abandonar el concepto de las cualidades de los objetos. Cuando uno abandona eso, entonces viene el verdadero conocimiento del Ser. Recuerden que los yoguis de las distintas escuelas creen en seres individuales o Purushas. No confundan con la escuela monista del Vedanta, que cree en el único Ser.

Los yoguis dicen: “El extremo desapego, es aquel en el cual abandonamos hasta las cualidades.” (Ref. YSP 1.16)

¿Qué es lo principal, el objeto o la cualidad? Según los yoguis y los que piensan un poquito profundamente, el objeto no es más que la concentración de las cualidades. Por ejemplo: en términos de yoguis, esta lámpara no es más que una concentración del concepto o de los conceptos de la lámpara, y de los estados de la lámpara. En cambio, los amantes de la utilidad dirán: “¿Por qué tengo que pensar que la lámpara no es más que un montón de ideas del estado de lámpara? Déjenme con la lámpara. Yo la necesito y tocando este botón me da luz.”

Pero el yogui, desde un principio quiere saber, y quiere saber qué le está molestando y qué le está causando sufrimiento. El quiere salir de las tres clases de sufrimiento: sufrimientos físicos, sufrimientos psíquicos y sufrimientos de orden espiritual, y Patányali buscó, y después de realizar, nos dejó una serie de aforismos.

Hay, entonces, tres clases de desapego:

Abandonar la ansiedad, la sed de los objetos vistos u oídos.

Adquirir la voluntad de no apegarse a los objetos.

Abandonar los conceptos de las cualidades.

Este último es el concepto más sutil. La cualidades son las que nos atraen y nos causan repulsión. Nunca los objetos. Los objetos no son más que unas cuantas combinaciones de cualidades. Si hubiera existido tal cosa como el objeto, este no debería sufrir ningún cambio. Hasta el concepto de solidez, sufre cambios. Cuando elegimos cualquier cosa ¿elegimos por el objeto? No, elegimos por el valor. Y ¿qué es el valor? Es una cualidad. De manera que si queremos practicar desapego dejando el objeto solamente, no ganamos nada. Tenemos que dejar la sed y apartarnos del concepto de las distintas cualidades. Una persona que no es yogui, preguntaría: “¿Por qué tenemos que hacer todo esto? Entonces, ¿para qué vivimos?”

No voy a hablar como un Bhakta, ni como un Gñani: Practicando desapego protejemos la mente de las olas. El apego provoca oleadas en el chitta. El yogui tiene la intención de llegar a la última concentración, entonces, trata por todos los medios de tranquilizar el lago de la substancia mental, llena de olas que no le permiten tener tal clase de concentración. Es curioso que nunca hayamos pensado que concentración equivale, en este caso, a purificación. Cuando la mente está tranquila se purifica. Si no se tiran más piedras, las ondas antiguas volverán a su punto de origen y la mente permanecerá tranquila. Pero, en cambio, estamos continuamente tirando piedras y levantando olas. Y muchas veces, esto lo hacemos inconscientemente.

En segundo término, no tenemos voluntad. Cuántas veces hemos dicho: tengo muchos deseos de hacer tal cosa, o de mejorarme en este aspecto, pero me falta voluntad. Pero, la voluntad es una clase de fuerza que necesita su cultivo; no es un don que viene del aire o que uno puede transmitir a otro, hay que cultivarlo. Una vez, un médico que practica psicoanálisis en Buenos Aires, me envió a un colega suyo con una recomendación telefónica. Era un médico muy renombrado. Yo lo recibí. Realmente me encontré con una persona desesperada. No tenía ninguna voluntad; la había perdido poco a poco. Creía que sólo le restaba matarse. Y ni siquiera para eso tenía voluntad. Decía: ya no puedo hacer nada. Yo tuve que hacer una cosa que hago muy a menudo, le grité fuerte:

“Usted es un mentiroso.”
Y entonces protestó: “No puede decirme eso, no puede insultarme.”
Entonces, le dije: “Tome ese vaso.” Y lo tomó. “¡Tírelo al suelo!”
Lo tiró y se rompió. Se quedó mirando los pedazos.
Entonces dijo: “¡¡¿Lo rompí?!!”
Le dije: “Sí, lo rompió y fue usted. ¿Ha visto como puede hacer algo?”
A la larga se curó.

El yogui cree en la misericordia divina, pero dice: tengo que abrir ese camino y merecer esa misericordia. Recuerden que los yoguis siguen la doctrina de los Samkhyas, pero estos no creen en un Dios misericordioso. El yogui sí, pero, agrega: primero tenemos que comprenderla y merecerla. Para lograr el desapego, primero tenemos que sentir que es necesario; porque si no lo sentimos no hay caso. Toda la doctrina de Patányali será inútil. Cada uno de nosotros debe sentir la necesidad de apartarse de los objetos molestos para llegar a la meta. Pero, debemos elegir nuestra meta. La meta propuesta por otras personas queda en la mente como un tumor, que algunas veces puede evolucionar favorablemente, pero que, en la mayoría de los casos es maligno. Cada uno de ustedes debe practicar yoga y no “mi yoga”. Sin embargo les diré que, por más diferentes que sean los caminos, la última meta es la misma para todos. Tendrá distintos nombres y distintos vestidos, pero al final los caminos se unen. Lo que estamos buscando es, en parte consciente y en parte inconsciente. El camino pasa en el última instancia por la concentración y según Patányali es necesario el desapego.

El que comprende que es necesario el desapego, se da cuenta luego que dejando los objetos inútiles o molestos, debe dejar también la sed. Además, tenemos que adquirir la voluntad suficiente para impedir que la mente salga en busca de impresiones y, por último, debemos renunciar completamente al concepto de las cualidades. Es realmente penoso. No habrá bello, no habrá feo, no habrá agradable, etc. Porque todas son cualidades. Sin embargo, el yogui no dice que todo es un mito. Fiel discípulo de la escuela de los Samkhyas, el yogui aprecia a todos, pero dice que debemos practicar las tres clases de desapego. Sin ese desapego no hay adelanto posible. Cierta vez mi maestro me dijo: “Es tan sencillo comprender. Si quieres ir a Oriente mira hacia Oriente y camina hacia Oriente.” Pero no vayamos a mirar hacia Oriente y caminar hacia Occidente.

¿Quién no quiere la liberación? Pero muchos dicen o piensan: “Si la liberación viene de yapa, además de lo que tengo, está bien. Pero... el Swami me prohíbe muchas cosas.”

Hasta que ustedes no tengan la convicción, es absolutamente necesario el desapego a las ideas y objetos y a las relaciones molestas. No hay ninguna clase de transigencia. En cuanto tenemos la convicción de que una cosa nos obstaculizará el camino, nos debemos apartar despiadadamente de ella. Nadie puede juntar la obscuridad y la luz. Los que tratan de hacerlo, gastan sus energías inútilmente.

El que se aparta, el que practica desapego, adquiere voluntad, y comprende “¿de qué me aparto?” Entonces dará una interpretación correcta a las ideas y a los objetos de los cuales se había apartado. Porque muchas veces, en nuestro afán, hacemos un gesto o un acto y luego viene el remordimiento. Y algunos dicen: “Dios es todo. ¿Acaso el dinero no es Dios? Yo tengo cinco vasos, y es claro, me es muy cómodo renunciar a dos, porque a mí solo me bastan tres, pero me cuesta renunciar a los cinco.”

Por eso digo, a cada uno de ustedes, que es indispensable la convicción absoluta de la necesidad del desapego. Y les aseguro que luego adquirirán la voluntad. Y entonces no oirán las cosas molestas, y no las verán ni las percibirán por el tacto. Cuando, por ejemplo, leemos una novela que nos interesa, nos olvidamos de comer, de beber y de dormir. Perdemos el sueño y hasta el tacto y el olfato. Del mismo modo, para lograr una cosa, necesitamos esa concentración absoluta, que es igual en la escuela de devoción, y en la de discernimiento. Necesitamos concentración para el logro de esa meta. Y para obtener la concentración es indispensable el desapego de los objetos y las ideas molestas. Teniendo las tres clases de desapego antes mencionadas, Patányali nos da la definición de la concentración más profunda: el samadhi. ¿Qué es el samadhi? Es el éxtasis.

Rev. Swami Vijoyananda
15 de septiembre de 1944

Clases de Raya Yoga - Octava clase

Rev. Swami Vijoyananda

La última vez hablábamos que la percepción directa, la inferencia y la evidencia competente, son pruebas. Ahora, Patányali dice: “No discernimiento es un conocimiento falso que no está establecido en la verdadera naturaleza” (YSP 1.8), y explicó diciendo que no discernimiento significa tomar una cosa por otra; no discernir correctamente. En la India se ha tomado como ejemplo clásico, el tomar el nacar por plata. Uno ve una cosa que está brillando y cree que es plata. Es un conocimiento de algo brilloso, pero que no fue discernido: es falso. Patányali dice, además: “También tenemos ilusión verbal de las palabras que no corresponden a la realidad.” (YSP 1.9) Es muy común. La gente ordinaria, especialmente las de mente juvenil, no quiere esperar hasta el término de una frase; enseguida quiere formarse una opinión. No quiere oír el prólogo y el epílogo. Según Patányali, eso, aunque es conocimiento, es una clase de ilusión.

¿Por qué dice que no discernimiento es falso conocimiento? Recuerden que Patányali al principio había dicho: lo que queremos ser es únicamente posible, cuando por medio de la concentración logramos establecernos en ese estado donde no hay sufrimiento.

Según Patányali, esos Vrittis producen olas. Y agrega luego: “El sueño ese vritti que abarca el conocimiento de nada.” (YSP 1.10) Es un conocimiento de nada. Nosotros conocemos algo. El objeto debe estar presente. Todo conocimiento debe proceder por el contacto, por lo oído, por lo visto, por nuestros deseos, etc. Parece algo raro, sin embargo todos los días lo hacemos. Por ejemplo: ustedes ven este papel y tienen el conocimiento de la existencia de este papel; y sacándolo, luego, tienen el conocimiento de la no existencia de este papel. Acostumbramos a dar importancia a la presencia, pero, es perfectamente posible la no presencia. Igualmente ocurre cuando nos dormimos. Cuando dormimos, el conocimiento que se adquiere no es un conocimiento formado por el cálculo de la hora, etc. Cuando hemos dormido profundamente, sabemos que hemos dormido profundamente. Cuando el yogui manda a dormir a todos sus órganos activos, que fabrican las noticias y recogen los distintos conocimientos, sabe que todo lo que antes existía en distintas formas, nunca existió.

Por una causa mecánica del cuerpo, tenemos el conocimiento de la nada, del estado vacío, durante todas las noches cuando dormimos; pero, un yogui que ha llegado al último rango, a la última escala de su realización, goza de ese estado de la nada.

“La memoria viene cuando esas olas prosiguen, aún cuando los objetos no están en contacto con los sentidos.” (YSP 1.11) Por ejemplo: en este papel está escrito: “Campaña 1944”. Yo lo estoy leyendo. Después de un rato, puede presentarse en mi mente: “Campaña 1944”.

¿Y cómo ocurre tal cosa? Patányali sigue explicando: la memoria puede venir de la percepción directa, de un conocimiento falso, de la ilusión verbal y del sueño. Una palabra oída, no es más que un pedacito de arcilla tirado en la laguna mental. Eso causa ondas y las ondas, a su vez, causan otras ondas. Las últimas ondas son memoria.

La memoria puede venir en un estado despierto, y cuando viene estando dormido, la llamamos sueño. También puede venir en una forma vaga. O puede venir, por ejemplo: no “Campaña”, es decir “1944” sólo y no recordar más. Y también no venir ninguna de las dos cosas. Por ejemplo: yo voy en un tren y veo un letrero donde aparece la palabra “Campaña” y digo: Ah! Yo conozco eso de campaña.

Lo mismo ocurre en el estado de sueño. Esta vaguedad ocurre porque cuando causó la primera impresión, cuando la piedra fue tirada en la laguna, la parte de “yo” no estaba cien por cien allí. Por lo tanto, la memoria puede ser eficaz, puede ser incompleta, puede ser vaga y puede ser molesta.

Muchos de ustedes habrán leído tal vez, algunos libros sobre sueños. Tal sueño quiere decir tal cosa: hay personas que explican el significado de los sueños. Nosotros allá en la India, comúnmente hacemos una diferencia entre sueños y visiones. Las visiones son aquellas que al recordar nos transportan totalmente frente al objeto de la visión y causa un placer inmenso. Para el que tiene una sola vez, esa visión, todos los atractivos de este mundo pierden su influencia sobre él.

Continúa Patányali: “Todos esos obstáculos, todas esas ideas molestas que no nos permiten obtener una concentración fácil, deben ser suprimidos por una larga práctica y renunciamiento.” (YSP 1.12)

¿Por qué dijo renunciamiento? Hay prácticas que no dan ningún resultado. Los que han visto botes de remar, saben que para adelantar hay que levantar el ancla. De lo contrario no avanza nada, por más que remen. En nuestro caso, levantar el ancla, significa renunciar.

La primerísima cosa que dijo Patányali es: “Es absolutamente necesaria la concentración para conocer nuestra naturaleza, para establecernos en nuestro estado puro.” (Ref. YSP 1.3) La práctica de la concentración impide que nuestra mente se bifurque. Concentración significa juntar todo el esfuerzo mental sobre un objeto. El objeto puede estar afuera, en forma de símbolo o adentro también en forma de símbolo, o como una idea abstracta.

En mis lecturas, suficientemente vastas; en los conocimientos que he adquirido en la vida, y en mis conocimientos de las personas que he considerado gentes de Dios, no he visto un solo caso en que no se haya dicho categóricamente: si usted quiere lograr su ideal debe dejar todo. Tenerlo todo y además lograr la liberación, no conozco un sólo caso.

Más adelante Patányali explicará como controlar y manejar las influencias. Pero, desde ya, vayan comprendiendo que si quieren lograr algo, deben dejarlo todo. He visto que algunos estudiantes, estudian con la radio prendida. Y les diré que no he conocido ni uno solo de esos estudiantes que se un alumno sobresaliente.

En la India, se considera que la austeridad y la práctica son indispensable para un joven estudiante.

Ante de llegar a la Argentina, viajé por Europa. Y puedo decirles que la vida estudiantil aquí es muy inmoral; la vida de los muchachos y de las muchachas. No he vivido nada igual en ninguna otra parte. Aquí el conocimiento es muy limitado porque quieren saber muchas cosas. A esas personas les diría que tienen que saber el secreto de la concentración. ¿Y saben ustedes por qué no pueden concentrarse? Porque quieren divertirse y estudiar al mismo tiempo. Yo he estudiado, y tenía además del estudio, una sola diversión. Por eso nunca fui segundo en mis exámenes, porque sabía concentrarme. Y también porque supe elegir mi ideal.

Si quieren conseguir algo, tienen que concentrarse y tienen que dejar de lado todas las ideas que constituyen un obstáculo.

Patányali dijo primero cuales son las pruebas. La mejor es la prueba directa. Cuando mi conocimiento no es perfecto puedo inferir. Después habla de las cosas que causan dificultad. Seguimos: ¿Qué es la práctica? Patányali la define como “el esfuerzo de mantener a la mente sin formar ondas.” (YSP 1.13) Ese esfuerzo se realiza en dos formas:

1°) Si ya las ideas han llegado, no permitir que causen impresiones.

2°) Evitar que la mente salga en busca de impresiones y se tome luego la forma de objetos.

Eso es la práctica.

Para no permitir que la mente salga en busca de objetos y para evitar que forme objetos interiormente, se requiere una larga práctica y concentración. Es muy fácil, decirlo. ¿Patányali quiere cortar nuestro porvenir? ¡Qué mal hombre! Patányali corta toda idea de porvenir y también quiere borrar el pasado. Quiere llevarnos a la Conciencia Eterna, donde no hay ninguna ola llamada pasado o futuro. La Omnipresencia es posible cuando dejamos todas las ondas mentales. Somos hoy el resultado del pasado con el impulso del futuro. Todo está y todo no está, según como se quiera ver.

Raya Yoga significa el Yoga Rey o el yoga de los reyes; el yoga más grande que existe.

Ustedes deben haber oído hablar alguna vez de la Asociación del Profesorado, formada por un conjunto de mentirosos. El Presidente es un mentiroso, y el Secretario es otro mentiroso. Bien. Allí dije, una vez, que en una rama del Budismo, los japoneses enseñan una clase de meditación que llaman “Zen”, pero han hecho de esa práctica una cosa utilitaria. No permite que los que practican vayan muy lejos. La mayoría, cuando toma gusto a la concentración, por la concentración misma, (que según Patányali es establecerse sobre el estado de Ser), entonces lo que ocurre, como ha ocurrido entre los japoneses, utilizan la concentración con fines prácticos, en la vida diaria.

En la India, las primeras prácticas de Pranayama son prácticas de respiración. Cuando los yoguis las dan a sus alumnos, esperan que estos dominen Prana, que es la fuerza vital que tiene su influencia sobre nuestra naturaleza psíquica. Las mismas prácticas de concentración, sin esas miras psíquicas, pueden dar, también otros resultados. Por eso debemos saber de antemano cual es nuestro ideal. Si queremos establecernos en el Ser, debemos evitar que la mente tome formas. La mente debe ser absolutamente purificada, para obtener el estado supremo. Pero, cuando la meta no es esa, el yogui dice: ese es un yogui adulterado. En la India los llamamos yoguis caídos. Quiere decir que ha caído de su ideal.

En el aforismo número catorce, Patányali emplea por primera vez la palabra cariño. Dice: “La práctica continuada para el control no se logra en un día; ni se logra si no hay cariño.” (Ref. YSP 1.14) Todos sabemos que si no tenemos cariño por nuestro ideal, es difícil lograr algo. Con la mente predispuesta hacia el aspecto económico, es difícil lograr resultados. Se necesita cariño. Si recuerdan ustedes, antes de hablar de Raya Yoga, les dije que había una clase de yoga llamada Laya Yoga. Laya Yoga significa: Destrucción. Retorno. Aniquilación de las ideas que deben ser aniquiladas. Samadhi, es decir la última realización.

En un libro de Laya Yoga se citan algunos aforismos de Patányali. Sobre todo, menciona que debemos vigilar la mente continuamente, para que deje esa costumbre de formar olas.

La escuela de Laya Yoga quiere llegar siempre al Samadhi y aconseja como condición indispensable, el estado de vigilancia, el estar alerta, todos los momentos. Tener la mente fija en su ideal cuando está practicando, y cuando no está practicando, permitir una división de la mente en dos partes. Con una quedan con el ideal, y con la otra notan lo que está ocurriendo alrededor.

Sabemos cuán difícil es no permitir que la mente se transforme en objetos. Sin embargo, es absolutamente indispensable no permitir formar ideas sin discernimiento. Una vez formadas las ideas, lleva mucho tiempo devolverlas a donde vinieron. No podemos librar a nuestra mente por el sólo renunciar a los objetos. Es necesario renunciar a las ideas que, por ejemplo, causaban pena en tal ambiente, porque cambiando el ambiente, y mudándonos a otro, igual tendremos penas. No sólo debemos renunciar a los símbolos, sino también a lo que ellos simbolizan.

Podemos meditar, pero si al levantarnos de la meditación, permitimos a nuestra mente que se dedique a las cosas que había dejado, no obtendremos ningún resultado. Por eso, la práctica de evitar que la mente salga en busca de impresiones y las almacene, debe continuarse toda la vida. De lo contrario no hay posibilidad alguna de lograr buenos resultados.

Creo que no tengo necesidad de repetir esto. Con una sola vez, es suficiente.

Rev. Swami Vijoyananada
 12 de septiembre de 1944

martes, 15 de mayo de 2012

Clases de Raya Yoga - Séptima clase

Patanyali retratado como encarnación de la serpiente divina Adi Shesha 

Decíamos en la clase anterior, que las pruebas o evidencias son: percepción directa, inferencia y evidencia competente. Muchas veces nosotros no sabemos; tenemos duda si lo que estamos pensando es correcto o no.

Percepción directa

La expresión “percepción directa” necesita explicación: tenemos el concepto de un hombre normal y sano. Al menos aparentemente. ¿Pero cómo vamos a saber si es mentalmente sano? Todo lo que somos, en la mayoría de los casos, es un montón de impresiones mentales, y estas impresiones se producen en nosotros por influencias ajenas. Muchas veces hacemos nuestras las impresiones que nos llegan al ver u oir algo, sin pensar si son beneficiosas o no para nosotros. La diferencia entre una persona que quiere llegar a su meta y las personas comunes, es que estas últimas son manejadas por ideas externas; cuando dicen “pienso tal cosa”, sus pensamientos son un conjunto de ideas recién recibidas. El día anterior no pensaban así. Están prontas a cambiar con cada soplo exterior. 

Esas percepciones directas no son siempre correctas. Para tener una percepción directa, la primera condición, es no tener ninguna clase de prejuicios. No olviden que estamos hablando de como se siente un yogui, o como debemos obrar para convertirnos en yoguis; porque la meta es la liberación y el yogui sabe que su ser ha aceptado, equivocadamente, el mundo de la naturaleza física y mental, y ahora se encuentra en la dificultad de independizarse de ella. La naturaleza siempre lo está manejando y lo obliga a hacer cosas que él, en su interior, no quiere llegar a hacer. El debe tener su percepción directa, y para tenerla no necesita que todas las percepciones sean físicas y sensorias, o dependientes del sistema nervioso. 

Como les estaba diciendo, la mente nuestra, hoy en día, es un montón de ideas ajenas, con las cuales momentáneamente hemos hecho un pacto, porque así nos conviene. Ustedes saben que difícil es quitar los prejuicios. Es que los prejuicios empiezan de muy lejos. Somos varones o mujeres, es un prejuicio. ¿Por qué? Porque el estado en sí de varón o de mujer nunca se va a liberar, quiere decir que el cuerpo nunca se libera. Varón o mujer pertenecen sólo al cuerpo físico. ¿De qué puede liberarse el cuerpo que tarde o temprano habrá de desintegrarse? Tenemos que liberarnos de ese prejuicio de varón y mujer. Y sobre ese prejuicio, agregamos otros grandes prejuicios: soy sano, soy enfermo, soy alto, soy gordo, flaco, etc. Ahora, con todos esos prejuicios, es muy difícil tener lo que el yogui describe como una percepción directa. 

La percepción directa no queda sólo en el campo sensorio. La percepción sensoria es parcial. Mis ojos ven una cosa, pero, la percepción directa es mucho más profunda, porque no está teñida de prejuicios que bloquean la totalidad. Todas las demás percepciones son cambiantes. Pero una percepción directa queda grabada. Y la última percepción directa ya no depende de nadie ni de nada. Todo lo que depende de algo cambia al cambiar las causas. Si una percepción depende de algo, esa percepción va a cambiar cuando ese algo, que es su causa, cambie. Así que, para tener una percepción directa, necesito una limpieza total de todas las ideas preconcebidas o prejuicios.

En este mundo podemos tener en parte percepciones directas. ¿Cómo? Por medio de la concentración. Cuando queremos percibir una cosa, debemos reunir la mente en ese punto. Y la mente debe olvidarse del pasado y del futuro. De lo contrario, ninguna percepción es completa. Todos ustedes deben haber experimentado lo difícil que es olvidarse de las ideas de pasado y futuro. Cuando la mente está concentrada, lo que viene de adentro o de afuera dura más tiempo y es más completo.

Las cosas pasajeras causan impresiones inútiles, que lo único que hacen es molestarnos. Si pasamos revista a nuestros actos, veremos que la mayor parte de nuestra vida ha transcurrido sin tener percepciones directas. La mente no entrenada no puede llegar a eliminar los prejuicios. De nuevo les repito que estoy hablando de las condiciones de un yogui o de los que quieren llegar a serlo. No estoy preparando ciudadanos. Sin embargo el verdadero yogui es el mejor ciudadano. El yogui no permanece como una cosa inútil; él ha borrado el concepto de egoísmo. Mientras el yogui se está preparando, debe prestar la mayor atención a su actuar. El afán de saber muchísimas cosas nos ha hecho muy superficiales. Podemos hablar de muchas cosas, sin tener ninguna experiencia.

Inferencia

Bajando en la escala de las evidencias o pruebas, tenemos la inferencia. La inferencia se basa en algunas percepciones directas anteriores. En este caso se dice: “Como me ha ocurrido a mi una vez o varias veces.” Ahora, si el ambiente es similar y el resultado es idéntico, la inferencia debe ser correcta.

Evidencia competente

El yogui no quiere saber nada con el más o menos. No hay especulación en el Raya Yoga. En Bhakti Yoga hay algo, pero no en Raya Yoga. Es la ciencia de toda línea religiosa. Raya Yoga puede ser aplicado a cualquier sistema filosófico o religioso. No permite flaquezas ni transigencias de ningún tipo. Hoy vemos que esos grandes yoguis eran muy misericordiosos: “Si no estás capacitado para tener percepciones directas, te doy la oportunidad de hacerlo. Te doy otra oportunidad para que lo hagas. ¿Cómo? A través de la evidencia competente.” Y allí viene el enorme campo de la fe.

Uno me viene a decir: tal cosa ha ocurrido, pero yo no le tengo fe. Tengan en cuenta que uno no puede tener fe en otra persona, si no tiene fe en sí mismo. El que tiene fe en sí mismo puede ejercitar su chitta. Pero el que fue siempre alimentado por otros, el que siempre tuvo que apoyarse en los demás, no puede tener fe en otros. La mayoría de nosotros se nutre de ideas ajenas.

Como no estamos en condiciones de tener percepciones directas, tenemos que comenzar con la evidencia competente.

Desde que llegué al país, he oído hablar de tantos yoguis, todos ellos pseudo-yoguis. Sus obras son muy leídas, pero es muy difícil seguir las prácticas. Hay muchos libros de esos falsarios que dan ejercicios de respiración que son opuestos a sus fines. He visto, por ejemplo: que algunos inspiran por la nariz y expiran por la boca; mal hecho. Me gustaría demostrarles por medio de radiografía, el daño que esto hace al sistema respiratorio. La boca no es un órgano para respirar. En caso de emergencia se respira por la boca, pero no es su función la de respirar. Este es uno de los muchos detalles que podría citar.

Es muy difícil encontrar personas que puedan darles evidencia competente. No vayan a creer que todo nombre difícil de pronunciar, es hindú. Traten de tener experiencia propia, traten de vivir sus propias experiencias y díganse a sí mismos: esto es así. Cuando la mitad de sus experiencias es sugerida por otros y otra cuarta parte es dudosa, con la cuarta parte restante no pueden tener un concepto acabado. Para tener una experiencia bien hecha, traten de librar su mente de todos los prejuicios correspondientes a esa idea. Si desean saber si una cosa es buena o no, vayan y vean por ustedes mismos. Además es un signo de valentía. Porque ninguno que sea débil mentalmente podrá aspirar a la liberación. Si no tienen evidencia competente, traten de tener experiencias propias bien hechas. Si hacen sus controles correctamente, si hacen su respiración correctamente, podrán juzgar sobre los autores con nombres altisonantes. Después les advertiré otra cosa: tengan cuidado con todos esos conceptos de liberación, filosóficos o religiosos, cuando son practicados por una ciencia oculta. Además, hay ciertas cosas que no todos pueden practicar. Por eso en la India tenemos tantísimos caminos y tantas recetas, que sobran para toda la humanidad.

Así que, cuando no hay posibilidad de evidencia competente, tenemos que recurrir a lo que queda a nuestro alcance, aunque sea penoso: a la percepción directa. Pero, para la percepción directa, ustedes necesitan disciplinarse. Para reunir la mente y colocarla en un punto, se necesita disciplina. Se necesita cien por cien de dedicación. Desde que era muy chico, mi madre, al regresar de un paseo, me preguntaba qué había visto. Y me hacía recorrer paso a paso. Me decía: “No. Después vimos un árbol, antes de lo que tú dices.” De esa forma me inculcó la observación. Cada vez que me ha faltado la evidencia competente, he ido a la fuente directa y ahí he adquirido el derecho de inferir correctamente.

En cualquier yoga, el que no tiene seguridad y firmeza en sí mismo no adelanta nada. Lo único que puede adquirir se limita a ciertos conocimientos intelectuales. En la India nos enseñan a leer libros auténticos sin comentarios. Es muy importante. Leer libros y hacer nuestros propios comentarios. Yo veo que sin conocer el apellido del autor, algunos no pueden empezar a leer. Debemos valuar las cosas por nuestras propias experiencias. Y debemos valorarlas por percepciones directas. ¿Y si no hay tales pruebas? Patányali nos dice que ocurrirá: “tendremos no discernimiento”, que es falso conocimiento que no está basado en la naturaleza real. Quiere decir, que cualquier conocimiento que no se basa en las pruebas del discernimiento, es, desde luego, conocimiento; pero, según Patányali, no tiene base en la naturaleza real. No tiene base, no fue discernido por uno mismo. Y Patányali nos dice que nosotros no debemos prestar atención a todos los mensajes que nos llegan, sin antes pasarlos por el tamiz del discernimiento.

Rev. Swami Vijoyananda
8 de septiembre de 1944

domingo, 13 de mayo de 2012

La Virgen Madre de Dios


La Virgen María en adoración  a Jesús Niño
del pintor Peter Paul Rubens

Todo lo que se ha escrito sobre la Virgen Madre de Dios me prueba que la suya es la más recóndita de las santidades. Lo que la gente llega a decir de Ella nos dice más acerca de la gente que de Nuestra Señora. Pues como Dios nos ha revelado muy poco respecto a Ella, los que no saben nada sobre quién y qué era tienden a revelarse a sí mismos cuando intentan añadir algo a lo que Dios nos ha dicho.

Y, sin embargo, yo puedo hallarla si alcanzo también a esconderme en Dios, donde Ella está escondida. Compartir Su humildad y reconditez, pobreza, ocultamiento y soledad es el mejor modo de conocerla; pero conocerla así es alcanzar la sabiduría.

En la real, viviente Persona humana que es la Virgen Madre de Cristo, están toda la pobreza y toda la sabiduría de todos los santos. Todo llegó a ellos por Su mediación y está en Ella. La santidad de todos los santos es una participación en Su santidad; porque, en el orden que Él ha establecido, Dios quiere que todas las gracias lleguen a los hombres a través de María. Sin Ella, el conocimiento de Cristo es sólo especulación. Pero en Ella se vuelve experiencia, porque toda la humildad y toda la pobreza, sin las cuales Cristo no puede ser conocido, le pertenecen a Ella. Su santidad es el silencio donde se puede, y sólo en él, oír a Cristo, y la voz de Dios se convierte en experiencia mediante la contemplación de Ella.

La vacuidad, soledad interior y sosiego sin los cuales no podemos henchimos de Dios, le pertenecen sólo a Ella. Si alguna vez conseguimos vaciarnos del ruido del mundo y de nuestras pasiones, ello ocurre porque Ella se nos ha aproximado y nos da participación en su santidad y reconditez.

Buscar esa vacuidad es la verdadera devoción a la Madre de Dios.


Por Thomas Merton


lunes, 7 de mayo de 2012

Sólo por este momento




Sri Ramakrishna enseña: "La conciencia espiritual no se despierta mediante la lectura de libros. Uno debe rogar a Dios. La kundalini despierta cuando el aspirante siente verdadero anhelo por Dios y sigue el sendero de Bhakti".

Así, por la práctica de disciplinas espirituales del sendero de Bhakti, oración, repetición del Divino Nombre y meditación, nuestra potencia espiritual despierta y se ocupa de las dificultades de la mente subconsciente.

Nos referimos al juego del subconsciente sobre el consciente. Mientras luchamos con las tentaciones en el nivel consciente, súbitamente una situación más complicada aparece ante el ojo mental y con cierta ansiedad nos preguntamos: ¿Qué haré si me llegan dificultades?. De esta manera, preocupados por nuestro futuro dejamos que nuestro presente se desmorone. Abandonando la guardia nos sentimos arrastrados por la tentación.

¿Cómo prevenir este sabotaje? simplemente clarificando nuestra idea del tiempo. Meister Eckhart, el místico alemán dice: "En el corazón de este instante está la eternidad".

Cada momento es solamente 'este momento'. Si nos ocupamos de este momento, habremos cuidado nuestro futuro. Si no cedemos a la tentación sólo por este momento y siempre sólo por este momento, jamás seremos vencidos.

Por lo tanto sea cual sea la situación permanezcamos firmes en 'este momento'. El futuro no es más que Maia. Es una tontería preocuparse por el futuro y mientras tanto permitir que el demonio conquiste el presente.

El desafío de la vida espiritual es muy simple: seamos virtuosos, profundamente morales y dueños de nosotros mismos sólo por este momento. ¿Qué tiempo hay fuera de este momento para preocuparnos por él?

Swami Budhananda

La perfecta alegría

"Florecillas de San Francisco"




Viniendo un día San Francisco de Perugia a Santa María de los Ángeles con fray León, en tiempo de invierno, y castigándoles fuertemente el frío, llamó a fray León, quien iba un poco más adelante y dijo así: ¡Oh hermano León! Aunque quiera Dios que los hermanos menores en todas partes den grande ejemplo de santidad y edificación, sin embargo, escribe y advierte diligentemente que no hay en ello perfecta alegría.

Y andando más adelante, San Francisco le llamó la segunda vez: ¡Oh hermano León! Aunque el fraile menor ilumine a los ciegos, distienda a los baldados, ahuyente a los demonios, devuelva el oído a los sordos, el andar a los cojos, el habla a los mudos, y, lo que es mayor cosa, resucite al muerto de cuatro días, escribe que no hay en ello perfecta alegría.Y andando un poco, San Francisco exclamó con fuerza: ¡Oh hermano León! Si el fraile menor supiese todas las lenguas y todas las ciencias y todas las escrituras, si que también supiera profetizar y revelar no solamente las cosas futuras, sino también los secretos de las conciencias y de los hombres, escribe que no hay en ello perfecta alegría.

Andando un poco más adelante, San Francisco llamó nuevamente con fuerza: ¡Oh hermano León, ovejuela de Dios! Aunque el fraile menor hable con lengua de ángel y sepa los cursos de las estrellas, y la virtud de las hierbas, y fuéranle revelados todos los tesoros de la tierra, y conozca la naturaleza de los pájaros, y de los peces, y de todos los animales, y de los hombres, los árboles, las piedras, las raíces y las aguas, escribe que no está en ello la perfecta alegría.

Y andando todavía un trecho, San Francisco exclamó fuertemente: ¡Oh hermano León! Aunque el fraile menor supiera predicar tan bien que convirtiese a todos los infieles a la fe de Cristo, escribe que no hay en ello perfecta alegría.

Y durante este modo de hablar sus buenas dos leguas, fray León, con gran admiración le preguntó: Padre, te ruego por Dios que me digas en qué hay perfecta alegría. Y San Francisco le respondió:

Cuando lleguemos a Santa María de los Ángeles, tan mojados por la lluvia, y helados por el frío, y enfangados de lodo, y afligidos de hambre, y llamemos a la puerta del convento y el portero venga airado y diga: 'No decís verdad, que sois dos malhechores que vais engañando al mundo y robando la limosna de los pobres. ¡Fuera de aquí!' Y no nos abra, y nos haga estar fuera a la nieve y al agua, con frío y hambre toda la noche; entonces, si nosotros aguantamos pacientemente tantas injurias y tantas crueldades y repulsas sin tribulación, pensando humildemente y caritativamente que aquel portero nos conoce verdaderamente y que Dios le hace hablar contra nosotros, ¡oh hermano León!, escribe que en ello hay perfecta alegría. Y si perseveramos en el llamar y sale afuera airado, y como a vagabundos importunos nos echa con injurias y cachetes diciendo: 'Andad de aquí, ladronzuelos, bellacos, id al hospital, que aquí no coméis ni os aposentáis '. Si nosotros aguantamos esto pacientemente, y con alegría y buen humor, ¡oh hermano León!, escribe que en ello hay perfecta alegría. Y si nosotros, obligados por el hambre, el frío y la noche, llamamos y rogamos por amor de Dios, con grande llanto, que nos abra y nos meta adentro, y aquel, más enfurecido dice: 'Estos son unos vagos importunos; yo les daré lo que merecen'. Y sale afuera con un bastón de nudos y nos coge por la capucha y nos tira al suelo y nos revuelca por la nieve, pegándonos nudo por nudo con aquel; si nosotros aguantamos todas estas cosas pacientemente y con alegría, considerando las penas de Cristo bendito, las cuales debemos padecer nosotros por su amor, ¡oh hermano León!, escribe que en ello hay perfecta alegría. Pero oye la conclusión: Sobre todas las cosas y gracias y dones del Espíritu Santo, las cuales Cristo concede a sus amigos, está la de vencerse a sí mismo, y con gusto, por amor de Dios, padecer penas, injurias, oprobios, fatigas; porque de todos los dones de Dios no nos podemos vanagloriar, porque no son nuestros, sino de Dios; por lo que dice el Apóstol: 'Qué tienes que no lo tengas de Dios? Y si lo tienes de El ¿por qué te vanaglorias como si lo tuvieras por ti?'. Pero en la cruz de las tribulaciones y aflicciones podemos vanagloriarnos, porque esto es nuestro. 

domingo, 6 de mayo de 2012

Editorial: Reconciliación


Cristo Jesús
por Leonardo Da Vinci

El Bendito señor Jesús dijo: "Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate con tu hermano y entonces ven y presenta tu ofrenda. Ponte de acuerdo con tu adversario pronto ... De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante".

¿Por qué es tan importante la reconciliación? Deberíamos reflexionar seriamente sobre este tema para tratar de entender los conflictos que derivan de una enemistad, especialmente para nuestra mente.

Podemos creer que algún malentendido o desavenencia con una persona, se diluye simplemente con el pasar del tiempo o no viendo a esa persona, pero no es así, cualquiera de nosotros sabemos, aun conociendo poco del funcionamiento de la mente, que cuando queremos rezar o concentrarnos o simplemente detener las olas de pensamiento, es justamente esa persona, ese conflicto y todos los sentimientos que esa situación provoca, los que brotan con gran fuerza en nuestro horizonte mental, y en consecuencia no nos es posible rezar y mucho menos tener un amoroso pensamiento de Dios.

¿Cómo podemos curarnos del rencor? Seguramente que, como cualquier logro en esta vida, deseando sinceramente la reconciliación; disponiéndonos a lograrla, no importa cuantas veces fracasemos en el intento; teniendo buenos pensamientos hacia quien sentimos aversión; recordando que no somos perfectos ni estamos exentos de defectos y rogar a Dios para que nos cure de este mal.

Tratemos de demostrar en los hechos, las palabras y los pensamientos, nuestra profunda admiración por la figura de amor y compasión que es el Bendito Señor Jesús, siendo amables con nuestro prójimo, tan sólo como quisiéramos que fuesen con nosotros mismos y con seguridad las olas se irán calmando, el lugar ocupado por el rencor se llenará de amor y así podremos orar y solamente orar,  gustando de este modo del beneficio de la reconciliación. No olvidemos nunca Sus palabras: "Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores, así serán hijos del Padre que está en los cielos".

Pláticas del Swami Vijoyananda



Rev. Swami Vijoyananda

Pregunta: ¿Cómo debemos actuar para no reaccionar ante los acontecimientos?

Respuesta de Swami Vijoyananda: Ante ese problema estoy yo presente. Me he empeñado en querer a todos y espero llegaré a conseguirlo a pesar de los jirones que de mi físico, ese intento me está restando.

El mundo siempre nos deparará amarguras.Hay quien cree que el camino del mundo es una línea recta, mas no es así, hay sinuosidades y estos trazos también son necesarios en él. El amor se paga con odio. Golpes caen sobre nosotros cada vez que hacemos algo bueno, ... y cuántos han caído sobre mí. Creo que ni aún tomando la posición del cínico podría alguien dejarde reaccionar.

Para quien el motivo de su vida es el amor, y sólo el amor, los contrastes lo dejan contrito pero no tienen la suficiente fuerza para hacerlo desertar; a veces me ha pasado esa idea por el cerebro ... total en la India con dos trajes de algodón y un par de zapatos quedaría todo resuelto, pero no es así. Mi Maestro (Swami Brahmananda) me decía: 'La paciencia limitada es intolerancia yquien no sepa perdonar que deje el hábito'.

Ustedes, los que tienen familia, cuentan con un hijo o parientes que se les acerca y les hace un cariño. No quiero recordarles lo que suele haber detrás... mi familia es muy grande (todos ustedes) y entrañablemente los quiero, mas a veces, en quien multipliqué mis desvelos se va sindecir nada. Es muy duro. ¿Comprenden ahora por qué un Swami también sufre y también se enferma?

Mientras tuve a mi madre a quien adoraba, conocí el real cariño y cuando la perdí, vi que hay besos que se compran, cariños que se pagan, amores que se prodigan por interés; ante realidades así, deduzca usted cual puede ser la reacción. Mas cuando alborea en el corazón ese amor que es la proyección del Ser en el Ser, todo cambia. Recuerdo lo que en otra oportunidad les referí de los Upanishads, cuando el maestro iluminado dijo a su esposa: 'Nadie, oh querida, amó jamás al esposo, por el esposo mismo; es por el Atman, por el Señor que está dentro, que el esposo es amado'. Similarmente es en todas las relaciones. Es que olvidamos nuestro origen divino. Esos mares de lágrimas que ruedan de nuestros ojos son necesarios para lavar el fango,que durante tanto tiempo (fuera de cálculo para nuestra frágil memoria), fue depositándose en nuestro interior, ocultando nuestra real divinidad.

En la vida común apenas si nos levantamos del plano animal. De la vida moral a la espiritual hay una gran diferencia. En la primera la acción se reduce a 'esto puedo hacer y aquello no debo hacer', en síntesis: acción de los opuestos donde nos establecemos en el bien. Establecidos en lo moral, hemos dado recién el primer paso hacia la espiritualidad. Recordemos que somos la Dicha y que la desdicha nos la acarrea nuestra ignorancia.

El secreto para poder estar en el mundo, y no reaccionar contra él, es permanecer en él sin ser de él. Quien pudiera hacer como el devoto que cuando la serpiente le inyectó la ponzoña en los pies le dijo: 'Oh, Bienamado, más arriba, el beso, más arriba'. Pero desgraciadamente somos como el loro que en compañía de un santo aprendió a repetir el Nombre del Señor, pero al echársele encima el gato, sólo puede articular el grito habitual.

La humanidad, aquí y en muchas partes, está pasando por un momento crucial; la mentira reina y es la credencial que abre puertas, la libreta del Banco, es dios, y sus secuaces, la desvergüenza y otras actitudes innobles. Para seres sensibles este vivir se hace insoportable, difícil. Las grandes almas deben poder sobrellevar todo y no desviarse de su meta. Es el camino de la crucifixión, es un camino de espinas ... ¡Y qué punzantes!; pese a todo seguir amando y perdonando es la consigna.