El Cristo - El greco (domenikos theotocopoulos) 1541-1614
|
Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielo.
En esta bienaventuranza, Cristo habla de la característica principal que el discípulo deberá tener antes de estar preparado para aceptar lo que el maestro iluminado ha de ofrecerle. Deberá ser pobre en espíritu; en otras palabras, deberá ser humilde. Si un hombre tiene orgullo por erudición, riqueza, belleza o linaje, o tiene ideas preconcebidas acerca de lo que es la vida espiritual o acerca de cómo ha de enseñársele, su mente no es receptiva para las enseñanzas superiores. En el Bhagavad-Gita, el evangelio de los hindúes, leemos: "Aquellas almas iluminadas que han realizado la Verdad te instruirán en el conocimiento de Brahman –el conocimiento trascendente de Dios– si te postras ante ellas, las interrogas y las sirves como discípulo."
Según un cuento indio, un hombre acudió a un maestro y le pidió que le convirtiera en discípulo. El maestro, con su discriminación espiritual, comprendió que el hombre no estaba preparado para que se le enseñara. De modo que le preguntó: ¿Sabes qué has de hacer a fin de ser un discípulo?... El hombre no lo sabía, y le pidió al maestro que se lo dijese. –Bien, dijo el maestro, tienes que buscar agua, juntar leña, cocinar y pasar muchas horas de trabajo pesado. También tienes que estudiar. ¿Quieres hacer todo eso?... El hombre le dijo: Ahora sé lo que tiene que hacer el discípulo. Por favor, dime, ¿qué hace el maestro?… –Oh, el maestro está sentado y da instrucciones espirituales en su modo sosegado. –¡Ah. comprendo -dijo el hombre-. En ese caso, no quiero ser un discípulo. ¿Por qué no me conviertes en un maestro?...
Todos queremos ser maestros. Pero antes de que lleguemos a ser maestros, debemos aprender a ser discípulos. Debemos aprender a ser humildes.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario