El Señor Shiva danzante |
Dios, el gran Deportista, como por un juego, saca este universo de si mismo y lo proyecta. Luego juega con él a la "gallina ciega". Venda los ojos de cada ser, lo hace girar hasta que comienza a marearse, y luego lo suelta para que encuentre o agarre al "rey". En cuanto el jugador descubre al "rey" y lo apresa, queda libre y fuera de juego. Hasta tanto un jugador no descubra a Dios y se aferre fuertemente a Él, tiene que jugar. ¡No hay para él otra salida!
Con el hombre, quizás, el divino Prestidigitador juega de ese modo. Lo venda y susurra a su oído que no es difícil asir al "rey" si el jugador está alerta. Luego lo hace girar y le da un empujón en dirección a las "nueve puertas" de la casa que ha construido para que la mente humana viva en ella. El confuso jugador se precipita hacia afuera a través de las puertas para apresar al "rey". Desde el comienzo de la creación lo ha estado buscando, entrando y saliendo por las puertas. La broma es que él oye constantemente la suave voz del "rey" que le da esperanza de que es fácil agarrarlo; sin embargo, toda tentativa resulta inútil. Y así el juego sigue. Si el jugador pidiera ayuda a alguien que conozca el truco, ¿qué le aconsejaría éste? Simplemente le diría: "El rey está detrás de tu vista, de tu oído, de tu olfato, de tu tacto, de tu gusto y de tu pensamiento. Date vuelta y agárralo".
Nosotros, los jugadores en este eterno juego, pensamos que agarraremos al "rey", quien es todo vida, conocimiento, y felicidad, buscando y poseyendo objetos sensorios, pero nadie puede hallarLo objetivamente. El truco es algo muy simple, sin embargo, dificilísimo de descubrir. Sólo unos pocos lo logran. El resto, da vueltas y más vueltas, sin encontrar la salida. Aparte de este símil, si observamos hacia nuestro interior y analizamos la verdad sicológica que hay detrás de las actividades de la conciencia humana, encontraremos que la mente entra y sale a través de las "nueve puertas" buscando éxito, felicidad, conocimiento y paz. No hay duda que de vez en cuando tiene una vislumbre de satisfacción, pero, las experiencias con el mundo exterior sólo aumentan el hambre y la inquietud.
Como resultado de una muy larga experiencia, la mente finalmente aprende la lección de darse vuelta hacia adentro, y así descubre la fuente de la eterna satisfacción en el íntimo Ser Divino. En efecto, no hay para el hombre un estudio más benéfico, interesante y elevador que el de su propia mente.
Swami Jnaneshwarananda
No hay comentarios.:
Publicar un comentario