Editorial
Hemos oído decir a Swami Vijoyananda: Creo que a estas horas ya sabrás, querido mío, que es nuestra mente la causa de todas nuestras alegrías y desdichas. También leímos en el libro "Ramakrishna-Vivekananda-Vedanta", de Swami Pareshananda que: Todos los sentimientos humanos de debilidad o fuerza, esclavitud o libertad, infelicidad ofelicidad; todos los vicios como la vanidad, los celos, el egoísmo, la ira; al igual que las virtudes como pureza, humildad, amor a la verdad, y así sucesivamente, son sólo distintos estados mentales. Lo importante es saber modular la mente a voluntad.
Es de lamentar que nosotros, occidentales, le hayamos dado tan poca importancia a la mente. No fuimos educados en la idea del control de la mente, ni tampoco en la observación de la misma para tratar de comprender su funcionamiento y evitar así muchos de los sufrimientos morales de los que padecimos por nuestra inadvertencia.
No podemos pretender luego de tantos años en que permitimos que nuestra mente actuase libremente, ponerla bajo control en poco tiempo o sin gran empeño de, nuestra parte; pero sí podemos comenzar por vigilarla lo más estrechamente posible para evitar grandes problemas.
Muchas veces nos quejamos por lo que nos sucede y culpamos a otros de nuestros problemas y dificultades. El primer paso para analizarnos con sinceridad será reconocer que todo lo que nos sucede, a excepción de la muerte, un accidente o algo ajeno a nuestro control; es siempre por no haber puesto la suficiente atención sobre nuestra propia mente. Si podemos tratar de recordar y vigilar mejoraremos nosotros mismos y nuestra vida y dejaremos de engañamos, asumiendo la responsabilidad sobre cada uno de nuestros actos.
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