Sri Ramakrishna |
Editorial
Así como para una persona miope el comenzar a usar lentes recetados por un buen especialista, resulta prácticamente un milagro, todo lo que veía desdibujado y lejano ahora lo ve con nitidez, del mismo modo, los que hemos padecido de miopía espiritual y hemos tenido la bendición de conocer a un buen especialista que nos presentó, generosamente, la figura de Sri Ramakrishna, hemos sentido el mismo milagro, porque a través de su vida y enseñanzas, comenzamos a ver con una nueva luz el contorno borroso de la imagen que teníamos de Dios el cual estaba muy lejano y al que recurríamos en momentos de necesidad.
Fue una invitación sencilla y cariñosa a ponernos en contacto con El; esa invitación es para todos, Sri Ramakrishna practicó y alcanzó la meta por varios senderos religiosos (islamismo y cristianismo, entre otros), por lo tanto no es una cuestión de conversión sino de intentar llegar a Dios desde el lugar donde estamos; y la manera de lograrlo es, como dijo Amado Nervo refiriéndose a Su Evangelio: "Tan profundamente familiar, tan familiarmente profundo".
Quizá no tengamos las condiciones para las grandes hazañas espirituales, pero todos podemos comenzar a entablar un trato familiar con Dios: instalar su imagen en nuestra casa, ofrecerle flores e incienso ... y aunque nos parezca juego de niños, en algún momento sentiremos la necesidad de saludarLo al irnos y también al llegar a la casa; y, si en medio de las tareas, tenemos un recuerdo amoroso de El, brotará una dulce tibieza en nuestro corazón.
Perseverando en este intento llegaremos a tener la convicción de lo que tantas veces dice Swami Pareshanada: "Debe haber un sincero esfuerzo por lograr una asociación constante y amorosa con Dios dentro del corazón, entonces, la vida humana cobra significado".