martes, 25 de junio de 2013

Swami Vivekananda: experiencias como monje errante

Swami Vivekananda

En su vida como parivrayaka (monje errante), el Swami vivió muchos incidentes acerca de los cuales conocemos algunos por su relato.

Una vez tuvo una extraña visión: vio un hombre de cierta edad parado a las orillas del Indus cantando himnos védicos con una entonación distinta a la actual. El Swami sintió que había recuperado las cadencias musicales de los primitivos arios. Esto fue lo que escuchó: 

“¡Oh, ven Tú, el Efulgente, el Dador de bendiciones,
significado de Brahman en tres letras! 
Salutaciones a Ti, Oh Gayatri, 
Madre de los mantras védicos, 
Tú, que has surgido de Brahman!”


Un discípulo registró lo que había sucedido cuando el Swami descendió en la estación Tari Ghat del siguiente modo: 

El Swami descendió del tren en Tari Ghat, en las Provincias Unidas, un mediodía muy caluroso. Sus pertenencias se reducían al hábito color ocre y a un pasaje de tercera clase. No poseía ni siquiera un kamandalú. El jefe de la estación no le permitió permanecer en el refugio de la estación, así que se sentó en el suelo, en el sector destinado a los pasajeros de tercera clase. 

Un hombre de edad mediana, del norte de India, un comerciante, un baniya, se sentó sobre una alfombra bajo el cobertizo, casi frente al Swami. Este hombre ya se había divertido a expensas del Swami cuando el tren se detenía en las estaciones y el Swami se veía imposibilitado de conseguir agua por falta de dinero. Entonces, el baniya, mientras bebía, le había dicho con sarcasmo: “Mire amigo, qué pura es esta agua. Usted, por ser un monje que ha renunciado al dinero, no puede comprarla y. tiene que privarse de ella. ¿Por qué no gana dinero como yo y vive cómodamente?” Cuando descendieron en Tari Ghat, siguió del mismo modo. Mientras comía, le dijo: “Mire qué sabrosos puris estoy comiendo. Usted, como no tiene dinero tiene que contentarse con una garganta reseca y un estómago vacío.” El Swami lo miraba sin inmutarse. 

De pronto apareció uno de los habitantes del lugar con un paquete de comida, un vaso, un mantel bajo el brazo y una jarra de arcilla con agua. Rápidamente extendió el mantel en un lugar limpio, colocó todo lo que traía y llamó al Swarni: 'Venga Babaji y coma lo que traje para Usted.” El recién llegado insistió: “Venga Babayi, Usted tiene que comer esto.” El Swami le respondió: “Me parece que está en un error, amigo mío. Tal vez me ha confundido. No recuerdo haberlo visto antes.” 

Entonces el hombre dijo: “Señor, soy un vendedor de golosinas. Estaba durmiendo la siesta y soñé que Sri Ramji me lo señalaba a Usted y me decía que le hacía sufrir verlo sin comer desde ayer. Luego me dijo que me levantara, preparara algunos puris y carry y se los trajese. Me desperté, pero convencido de que había soñado, seguí dumiendo. Pero Sri Ramyi vino otra vez y me empujó de la cama para que cumplíera su pedido. Rápidamente preparé lo que traje, junto con agua fresca y una alfombra. Venga y coma antes de que se enfríe.” El Swami le agradeció pero éste dijo: “No me agradezca nada. Todo es la voluntad de Sri Ramyi.” El insolente baniya, avergonzado, le pidió perdón al Swami.

Fragmento del libro "Vida de Swami Vivekananda"  por sus discípulos de Oriente y Occidente.

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