sábado, 10 de agosto de 2013

Anhelo por Dios

Sri Ramakrishna

La razón principal por la que no encontrarnos a Dios es porque no lo deseamos con la suficiente ansia. Nuestras vidas están atestadas de muchísimas otras cosas y podernos arreglárnoslas perfectamente sin Dios, que ciertamente no nos resulta tan esencial como el aire que respiramos. No es este el caso de un hombre como Rarmakrishna. Cada vez que pienso en su vida, me siento profundamente conmovido. Tenía apenas dieciséis años cuando ya era sacerdote en un templo hindú y estaba encargado de realizar los ritos de la deidad de dicho templo. Un día le entró un súbito deseo de atravesar el velo que ocultaba al ídolo del templo y entrar en contacto con la Realidad infinita que dicho ídolo simbolizaba, una Realidad a la que él llamaba "Madre". Aquel deseo se convirtió para él en una obsesión tal que a veces se olvidaba de realizar los ritos. Otras veces, se ponía a mover la lámpara sagrada delante de la deidad y, absorto en su obsesión, continuaba haciéndolo durante horas, hasta que llegaba alguien que le hacía volver en sí y entonces se detenía. Manifestaba todos los signos de un hombre profunda y apasionadamente enamorado. Todas las noches, antes de retirarse a dormir, se sentaba delante de la deidad y gritaba: "¡Madre, otro día más, y sigo sin encontrarte! ¿Cuánto tiempo tendré que esperar, Madre, cuánto tiempo?" Y rompía a llorar desconsoladamente. ¿Cómo puede resistirse Dios a semejante ansia? ¿Es de extrañar que Rarnakrishna llegara a ser el extraordinario místico que fue? En cierta ocasión, hablando de lo que significa anhelar a Dios, le dijo a un amigo: "Si un ladrón estuviera durmiendo en una habitación separada únicamente por una delgada pared de un fantástico tesoro, ¿acaso podría dormir? ¿No se pasaría la noche despierto e ideando el modo de llegar al tesoro? Desde muy joven, vengo deseando a Dios más de lo que ese ladrón podría desear ese tesoro. 

San Agustín habla del desasosiego del corazón humano que no puede hallar la paz mientras no descansa en Dios. Sin Dios, para quien hemos sido creados somos como peces fuera del agua. Si no experimentamos la agonía que padece el pez, es únicamente porque matamos el dolor con infinidad de deseos y placeres, y hasta problemas, que permitimos que ocupen nuestra mente, y suprimimos el deseo de Dios y el dolor de no poseerlo aún. Si no tenernos este deseo de Dios, debernos pedirlo. Es una gracia que el Señor concede a todo aquel a quien El quiere revelarse. 


Anthony de Mello
(Sacerdote jesuita, nacido en Bornbay en 1931 y muerto en Nueva York en 1987. Toda su obra estuvo dirigida a lograr una síntesis enriquecedora entre la espiritualidad de Oriente y Occidente. De su libro "Contacto con Dios") 




miércoles, 7 de agosto de 2013

¡Se paciente!

San Francisco de Sales

Se paciente con todos, pero sobre todo contigo mismo. Quiero decir que no te desalientes por tus imperfecciones, sino levántate siempre con nuevo valor. Me alegro de que comiences de nuevo cada día; no hay mejor medio de alcanzar la vida espiritual que el de recomenzar constantemente y no pensar nunca que ya se hizo bastante. ¿Cómo seremos pacientes con las faltas del prójimo, si somos impacientes con las nuestras? Aquel que se irritare con sus flaquezas, no las corregirá; toda corrección fructífera procede de una mente serena y tranquila. 

San Francisco de Sales (1567-1622) 


lunes, 5 de agosto de 2013

La maternidad de Dios

Sri Sarada Devi

Sri Krishna dice: "Abandona todos los otros modos de religión y entrégate sólo a Mí". 

El Señor Buddha dice: "Sé luz para tí mismo. Sígue el óctuple sendero. No dependas de Mí". 

Cristo dice: "Toma tu cruz y sígume" 

Sri Ramakrishna dice: "Sin renunciación a lujuria y codicia, la realización de Dios es imposible". 


En todas estas declaraciones la responsabilidad es del aspirante espiritual. Pero con respecto a nuestra Madre el caso es totalmente diferente: Ella llega a nosotros en nuestro propio lenguaje. La responsabilidad es Suya. Ella dice: "Si mi hijo se cubre de barro, es mi deber lavarlo y tomarlo en mi regazo".

Ningún otro profeta hasta donde nosotros sabemos, ha dicho esto. Vemos aquí que la Madre no pone ninguna condición; más bien Ella toma la responsabilidad sobre sí misma. No existe ninguna condición bajo la cual Ella puede ser lograda. Esto es amor maternal. Si la madre ama a su hijo únicamente cuando se porta bien, entonces ¿qué necesidad hay de una madre?. 

La Santa Madre misma dijo que Sri Ramakrishna la dejó en este mundo para manifestar la Maternidad de Dios. El significado de 'Maternidad de Dios' no puede ser otro que éste: que, como la verdadera madre a su hijo, Di os a su vez llega hasta el hombre. 

El niño está ocupado con sus juguetes y la madre está ocupada cocinando. De pronto el niño comienza a llorar, entonces la madre pone a un lado la olla que está sobre el fuego y corre hacia su hijo. Ella no dice: "Terminaré esta fritura, prepararé 'chutney', lavaré, y luego te sentaré en mi regazo''. Cuando el niño se ensucia, la madre no le dice: "Ve y lávate y luego pensaré en tomarte en mis brazos". Ella misma limpia al pequeño y lo toma en su regazo. Es decir, ella acepta al niño según su propio lenguaje infantil. Cuando la Divinidad se acerca al hombre respetando sus propios términos, esa es la Maternidad de Dios. La Santa Madre era la personificación de esta Maternidad de Dios. 

Swami Buddhananda
(Fragmento de su libro "Reflexiones sobre Sri Sárada Devi") 

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sábado, 3 de agosto de 2013

Si quieres la paz mental...

Sri Sarada Devi, la Santa Madre

Editorial

Las últimas palabras de la Santa Madre dirigidas a una devota afligida y cansada de la vida, fueron las siguientes: "Si quieres la paz mental, no veas las faltas en los demás. Mas bien, fíjate en tus propias faltas. Aprende a considerar al mundo entero como algo muy tuyo. Nadie es un extraño, hija mía. Este mundo todo es algo muy tuyo". 

Muchos de nosotros hemos oído repetidas veces esta enseñanza; quizá sean, de las palabras de la Santa Madre, las más conocidas y también, me animo a decir, las más difíciles de llevar a la práctica.

Sabemos que, por naturaleza, somos criticones, por lo tanto, para llegar a no ver las faltas en los demás, tendremos que cambiar nuestra propia naturaleza. Otro punto muy importante para tener en cuenta es que la Santa Madre comienza diciendo: "Si quieres la paz mental ... " lo cual nos está indicando que debemos estar dispuestos y anhelosos por lograr la paz de la mente. ¿Cuándo comenzamos a anhelar paz? Cuando hemos sufrido muy intensamente de inquietud mental, y sabemos por experiencia que ver las faltas en otros ha sido, muchas veces, la causa de esa terrible inquietud. 

¿De qué manera podemos ver al mundo como algo muy nuestro? En la medida que podamos disminuir nuestra fatua individualidad. Indudablemente, la Santa Madre nos está pidiendo una total tranformación. Roguemos a Ella que nos ayude en esta árdua tarea de volvernos hacia nuestro interior, para ver y luego intentar corregir nuestras propias faltas.